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Jorge Herrero
Domingo, 10 de marzo 2024, 11:00
Los automóviles son algo más que meros medios de transporte. Son extensiones de nuestra identidad, lienzos en movimiento que reflejan nuestras creencias, intereses y valores. En ese sentido, la personalización de los vehículos es una práctica cada vez más común y las pegatinas son ... una de las formas de expresión más populares. Sin embargo, detrás de estos coloridos adhesivos hay historias que a menudo pasan desapercibidas para el observador casual.
Una de las pegatinas más distintivas y enigmáticas que adornan muchos coches es la cruz amarilla. Esta cruz, conocida como la Cruz de la Victoria, cuenta con una fascinante historia que se remonta a siglos atrás.
La leyenda que rodea a esta cruz se remonta al año 722, cuando el ejército de Don Pelayo se refugió en la actual Covadonga buscando protección durante los tiempos de la invasión musulmana en la Península Ibérica.
En ese momento crítico, Don Pelayo y sus hombres se encomendaron a la Cruz de la Victoria en un acto de desesperada resistencia. Con solo 300 hombres mal equipados frente a un ejército de miles de soldados árabes, la situación parecía desesperada. Sin embargo, liderados por la Cruz de la Victoria, los asturianos salieron en tropel y lograron derrotar a las fuerzas invasoras, marcando así el inicio oficial de la Reconquista.
La batalla de Covadonga fue la primera victoria cristiana en la gloriosa Reconquista española.
— Capitán General de los Tercios (@capTercio) October 5, 2023
En 722, los cristianos, liderados por el guerrero noble asturiano don Pelayo, emboscaron y derrotaron a un ejército de moros mucho más numeroso.
¡Se encendió la llama de la resistencia! pic.twitter.com/GqoP44pkH4
Desde ese momento, la Cruz de la Victoria, originalmente tallada en madera alrededor del año 700, se convirtió en el estandarte de la resistencia asturiana. Más tarde, en el año 905, la reina Jimena de Asturias ordenó que se recubriera de oro y piedras preciosas, convirtiéndola en el símbolo definitivo de la región.
Esta cruz, de tipo latino y con espacios para reliquias de santos, se conserva en la cámara santa de la catedral de Oviedo. En su parte trasera, grabada en oro, se encuentra una inscripción que conmemora su importancia histórica y religiosa.
Don Pelayo y sus sucesores hicieron de la cruz cristiana su emblema, en concreto de la Cruz de la Victoria, cuyo original fue mandado hacer por Alfonso III de Asturias en el 902 para donarlo a la catedral de Oviedo, donde a día de hoy puede contemplarse con toda su magnificencia. pic.twitter.com/rwWPfeqspy
— Historia Hispana (@Dis_HistHispana) June 12, 2020
La réplica de la Cruz de la Victoria cuelga del Puente Romano de Cangas de Onís, una imagen icónica que a menudo se confunde con el original. Los símbolos del alfa y el omega que cuelgan de cada brazo de la cruz, representando el principio y el fin, añaden un toque de simbolismo adicional a esta emblemática representación.
🔵 Un viaje al pasado admirar el puente medieval de Cangas de Onís, camino a Covadonga con la Cruz de la Victoria, símbolo de toda Asturias. pic.twitter.com/IQWljpIFLO
— Jєѕύѕ Ɗίαz (@jdmsvq) July 12, 2017
Hoy en día, la pegatina que evoca a la Cruz de la Victoria se ha convertido en un símbolo universal para los asturianos, los turistas y todos aquellos que aprecian la historia y cultura de la región, conectando a los conductores con el legado de valentía y determinación de sus antepasados.
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