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Miércoles, 28 de abril 2021, 01:14
Compartir un vehículo, ya sea con un familiar, amigo o pareja, presenta una gran variante en el seguro del coche: el segundo conductor, también conocido como conductor ocasional.
A la hora de hablar de coberturas, es importante recordar que existen tres tipos de ... figuras jurídicas:tomador, conductor habitual y conductor ocasional. Esta última persona es el que usa o conduce el coche en cuestión con menos frecuencia que el conductor. Esta persona suele ser alguien de la propia familia (hijo, hermano, padre, madre, nieto…) o incluso la pareja del conductor, que pueda usar el coche de manera esporádica.
Es importante que estas personas estén incluidas en la póliza, ya que si un conductor diferente al que aparece en el seguro tiene un problema en la carretera se pueden encontrar con un problema que impide recibir la cobertura contratada. De este modo, es muy importante avisar a la compañía de seguros cuando una persona va a conducir nuestro coche de manera ocasional. En el caso de no hacerlo, la aseguradora podría negarse a cubrir los daños y pagar la indemnización pactada en la póliza.
Al ampliar la protección o cobertura, el seguro del coche podría aumentar también su precio. Esto se debe a que las aseguradoras consideran que hay mayor peligro de accidente cuando un mismo coche lo utilizan dos conductores, según explican desde Hello Auto.
Sin embargo, la tecnología aplicada al sector está abriendo la puerta a que la inclusión de estos conductores no suponga un aumento en el precio de la póliza, ya que con las tarifas de seguro flexibles ya es posible pagar únicamente en función del uso del vehículo. Hasta ahora, si el perfil del segundo conductor coincidía con el titular no se realizaba este incremento, pero si no había que renegociar el precio.
Por otra parte, el Real Decreto 8/2004 sobre la responsabilidad civil y el seguro en la circulación de vehículos a motor afirma que el vehículo tiene que estar asegurado aunque no vayamos a utilizarlo.
La razón es que si nuestro vehículo causa un percance (incluso sin estar en uso), deberemos hacernos cargo de la responsabilidad civil y de los daños que se deriven del mismo. Por ejemplo: imaginemos que nuestro coche está aparcado en el parking del edificio y que este tiene cierta pendiente. Imaginemos también que falla el freno de mano y que impacta sobre otro vehículo o, peor, sobre un vecino. Deberemos correr con los gastos y con la indemnización.
Dar de baja el seguro –a no ser que el vehículo también se dé de baja de forma temporal o definitiva– implica incurrir en un delito. En caso de accidente, el propietario podría enfrentarse a una sanción que oscila entre los 600 y 3.000 euros; además de al depósito o precinto del vehículo durante un mes.
Una de las alternativas existentes en esta situación en la que tanto el confinamiento como el teletrabajo hacen que en numerosas ocasiones no sea necesario desplazarse en coche son los seguros con pago por uso.
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