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Madrid
Viernes, 7 de enero 2022, 00:31
Con los vehículos eléctricos y electrificados en pleno auge, y con la prohibición de la Comisión Europea de vender de turismos y furgonetas nuevos que emitan dióxido de carbono a partir de 2035 -lo que supondrá el fin de los motores de gasolina, diésel e ... híbridos-, las reglas del juego están cambiando y la electrificación es más real que nunca; pero los más escépticos, que antes se preocupaban por la infraestructura de recarga o la limitada autonomía, ahora se preocupan con frecuencia por lo que pasará con las baterías una vez que finalice la vida útil del vehículo. Las que se usan en la actualidad, las de ion-litio, han alcanzado prestaciones impensables hace una década y aún pueden progresar.
Pero la inestabilidad y la volatilidad del precio del litio en el mercado internacional también genera dudas. Este componente es fundamental para la fabricación de baterías, por lo que la especulación y la participación de agentes externos en el mercado puede llegar a limitar las inversiones de las empresas implicadas en la extracción y producción de este mineral, poniendo en cuarentena los planes de implantación de la movilidad eléctrica. Es decir, podría tener nefastos resultados relacionados con la escasez de suministro, las guerras y la degradación del medioambiente, como ya ocurrió en su momento con el petróleo o como la que estamos sufriendo, la crisis de los componentes.
No obstante, una 'teoría' que, según recoge la web Híbridos y Eléctricos, la multinacional financiera estadounidense Morgan Stanley ha encargado de desmontar. «A diferencia del petróleo, el litio no es un combustible y (normalmente) no se quema. Es una materia prima, como el hierro, que se utiliza para fabricar un producto y se puede reciclar al final de su vida útil. El litio no es en sí mismo venenoso ni peligroso para el medio ambiente (aunque los métodos actuales de extracción de litio tienen impactos ambientales negativos). Además, las baterías de iones de litio en realidad no usan tanto litio. Según Elon Musk, aproximadamente, el 2% del volumen de una celda de batería«, explican.
De hecho, «al igual que ocurrió con el petróleo en el siglo XX, la tecnología de las baterías tiene el potencial para rehacer la economía mundial. Los cambios se desarrollarán durante varias décadas, transformarán casi todos los aspectos de la sociedad humana y presentarán infinitas oportunidades de inversión. Tal como lo hizo el petróleo en su día, las baterías permitirán que nuevas empresas pasen a un primer plano de la actualidad económica y que otras desaparezcan», añade
Morgan Stanley se refiere al ecosistema de baterías emergente un como espacio de 'activos cruzados', con el potencial de transformar muchas áreas del mundo empresarial. El mercado emergente de las baterías hará que los vehículos eléctricos sean superiores, tanto en coste de producción, como técnicamente, a los de combustión interna. «Más allá de su aplicación directa en vehículos eléctricos y en los sistemas de almacenamiento de energía, la industria global de baterías se sitúa en el nexo entre las empresas, los productos básicos y las políticas públicas«, subrayan.
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