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Santiago de Garnica Cortezo
Sábado, 7 de agosto 2021, 00:19
Estamos en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1961. Muchas miradas se centran en un curioso automóvil bautizado como Amphicar Model 770. Es un descapotable con un diseño que, en cierta forma, recuerda una barca. Ha sido concebido en la RFA, la Alemania ... Occidental, por el diseñador y piloto de carreras Hans Trippel (1908-2001) y construido por el grupo Quandt en Lübeck y en Berlín-Borsigwald. Está preparado para moverse tanto por tierra firme como por el agua. No es el primer vehículo anfibio, pero si un pionero en cuanto que pone al alcance del gran (dicho entre comillas) público un automóvil de estas características.
Trippel tenía la idea de crear un automóvil anfibio desde la década de 1930. E incluso fabricó avarios prototipos hasta que en 1935 uno de ellos, el Trippel SG6 (Schwimmfähiger Geländewagen, 6th car). Cuando Alemania entró en la Segunda Guerra Mundial, encargaron a Hanns Trippel que construyera estos vehículos para el ejército alemán, y con el objetivo de lograr una producción a mayor escala, se le facilitó el uso de la fábrica de Bugatti en Molsheim. Sin embargo no se hicieron muchos (apenas 800) pues el ejercito prefería otro anfibio, el VW-Schwimmwagen.
Después de la guerra, (y tras estar preso durante tres años), volvió al trabajo. Intentó hacer, a pesar de la prohibición de las autoridades aliadas, un nuevo anfibio y luego terminó realizando un coupé con un curioso sistema de apertura de las puertas, que patentó. Este sistema fue utilizado por Mercedes en el 300 SL, el famoso «Alas de gaviota».
Durante la década de 1950, se formó Amphicar Corporation y Hanns Trippel diseñó su primer automóvil anfibio de posguerra, el Alligator de tres asientos. El prototipo interesó a Quandt, que tenía acciones en BMW, facilitando su inversión el desarrollo de una versión mejorada del Alligator, que era el Amphicar. La idea no era solo hacer un automóvil para disfrutar del tiempo libre sino también un vehículo para servicios de emergencia (bomberos, policía…).
La carrocería está hecha de acero, pero de mayor calibre que un automóvil de carretera normal, soldada con costura y sellada con plomo. Esto complica su mantenimiento, sobre todo si se utiliza en agua salada. Al estilo de una barca, la superficie inferior frontal es ligeramente puntiaguda y cortada bruscamente por debajo. La distancia libre al suelo es importante de tal modo que, cuando está en tierra firme, el coche se mantiene muy por encima del nivel del asfalto. Los parachoques delanteros y traseros van situados bajos en los paneles de la carrocería, pero bastante altos en relación con el suelo. El parabrisas, de una pieza, es curvo.
Las puertas estaban provistas de sellos dobles para evitar fugas. Precisamente el sellado de las puertas es uno de los elementos del Amphicar que requieren un mantenimiento concienzudo. Para hacer frente a posibles fugas, cuenta con una bomba de achique accionada por el motor.
Un Amphicar debidamente mantenido no tiene ninguna fuga y puede dejarse en el agua con el motor apagado durante largos períodos de tiempo, por lo que no depende de la bomba de achique para mantenerse a flote.
En cuanto al motor, en los primeros prototipos se probaron varios (el del Mercedes 190, entre otros) optando finalmente por el del británico Triumph Herald. Se trata de un cuatro cilindros, de 1147 cc. Este propulsor tenía la combinación necesaria de rendimiento, peso, y fiabilidad. Durante los seis años de producción, se incorporaron versiones más potentes de ese mismo propulsor, de 1.296 cc primero y luego de 1.493 cc que entrega 53 CV, mejorando así ligeramente sus prestaciones.
El motor del Amphicar va montado en la parte trasera, impulsando las ruedas traseras a través de una transmisión manual de 4 velocidades. La caja de cambios fue hecha por Hermes, la misma compañía que fabricaba transmisiones para Porsche en ese momento: se basó en la utilizada en el Porsche 356, pero tenía un diseño propio. Es una caja de cambios manual sincronizada de cuatro velocidades con marcha atrás para uso en tierra. Y una palanca de marcha adelante-atrás para accionaren un sentido u otro las hélices gemelas montadas bajo la parte posterior del coche cuando está en el agua.
El accionamiento de las ruedas y de las hélices se utiliza simultáneamente al entrar o salir del agua. Una vez que está completamente en el agua, la transmisión de las ruedas se desactiva al colocar la palanca de la caja de cambios de cuatro velocidades en punto muerto, mientras que la palanca que opera las hélices está en la posición de avance o retroceso.
El Amphicar usa las ruedas delanteras como timones, por lo que la dirección se realiza con el volante, ya sea en tierra o en agua. Este método de dirección funciona bastante bien, pero, por supuesto, no proporciona el tipo de maniobrabilidad que ofrece una lancha fuera a borda clásica.
El Amphicar podía alcanzar las 7 millas por hora en el agua y 70 millas por hora en tierra firme, de ahí su nombre: Model 770.
En cuanto a sus propietarios famosos, destacó el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson (1908-1973). Se decía que, a Johnson, amante de las bromas, le gustaba atemorizar a los visitantes en su rancho de Texas. Así se lanzaba cuesta abajo en su Amphicar, directamente al lago de su propiedad, mientras gritaba a sus acompañantes que el coche se había quedado sin frenos…
En otro plano, el Amphicar también tiene su hueco en la historia. En 1965, dos unidades navegaron con éxito por el río Yukon en Alaska. Y en 1968, otras dos unidades cruzaron el Canal de la Mancha soportando olas de 20 pies (6,1 m) y vientos huracanados. Y un californiano llamado Howard Singer, navegó en su Amphicar desde el continente americano hasta la Isla Catalina a fines de la década de 1970.
Y su espacio en la pantalla. Así aparece en películas como «Rotten to the Core» (1965); «The Sandwich Man» (1966); «The President's Analyst» (1967), titulada en España como «Demasiados secretos para un hombre solo»; «Inspector Clouseau» (1968); «Femina Ridens» (1969); «Savannah Smiles» (1982); «Pontiac Moon» (1994), y en algún episodio de la serie «Los Vengadores».
El objetivo del fabricante era el mercado estadounidense. En realidad, de los 3.878 coches construidos (cifra muy alejada de los 25.000 previstos), el noventa por ciento fueron vendidos en los Estados Unidos. Y serían precisamente las leyes de protección del medio ambiente impuestas en este país a partir de 1968 las que cortaron la carrera comercial del Amphicar.
La fábrica de Amphicar en Berlín cerró definitivamente en 1968, y el americano Hugh Gordon compró finalmente el inventario restante de piezas no utilizadas. Su empresa «Gordon Imports» sigue siendo la principal fuente de repuestos de propietarios de Amphicar.
Y es que hoy día el Amphicar Model 770 cuenta con clubes de aficionados que mantienen sus anfibios con pasión. Sin duda, a pesar de su corta vida, es un automóvil con todo el atractivo de quien ha dejado su huella en la historia.
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