Sorpresa positiva tras la prueba de la Honda CL500

Al final estas dudas quedaron aclaradas. El escape no emitía tanto calor y la protección no era mala para lo desprotegidos que íbamos. Las llantas fabricadas en aleación de aluminio son de 19 y 17 pulgadas de diámetro en el eje delantero y en el trasero se añaden a la llamativa estética. Pero las dudas sobre este vehículo las aclaramos rápida y sorpresivamente nada más comenzar a movernos con ellas.

Facilidad de manejo, peso muy bien repartido, suficiente potencia del propulsor, 47 caballos y además preparada para poder conducirla con el permiso de conducción A2.

El propulsor bicilíndrico es el mismo de la gama CB de la marca que colabora perfectamente para una conducción rápida y muy efectiva en casi todo momento. La caja de cambios de seis marchas apoya a este motor para emitir unas sensaciones de superior potencia en el conjunto.

La postura de conducción es muy cómoda, gracias al ancho y elevado manillar con una altura al suelo de 790 milímetros. Frente a nuestros ojos un cuadro de instrumentos digital en forma redonda con mala visión al ofrecer unos datos con muy poca visibilidad de día.

Una vez en marcha la facilidad de manejo resalta ante todo. Muy ligera, con buena potencia tanto para circular por las grandes urbes o por carretera y un muy buen comportamiento en carreteras con curvas. Los frenos y las suspensiones están muy bien conjuntados dando una respuesta rápida y precisada. Otro punto positivo es el de la autonomía.

En este sentido nos ha costado mucho pasar de unos consumos de los cuatro litros cada 100 kilómetros con lo cual la autonomía se acerca fácilmente a los 300 kilómetros con un depósito. La suavidad de la respuesta del motor así como la buena alineación de los desarrollos de la caja de cambios de seis marchas con este propulsor hacen que la conducción sea myt cómoda y facil. Y todo ello por un precio final de 6.750 euros.