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Canal Motor
Domingo, 13 de agosto 2023, 11:46
Actualmente, existe una preocupante necesidad de buscar alternativas sostenibles medioambientalmente para sustituir los combustibles fósiles, especialmente en el sector transporte, cuya dependencia actual de estos combustibles no renovables es superior al 97 % en la Unión Europea.
Los ecocombustibles y biocombustibles son combustibles líquidos neutros o ... bajos en emisiones de CO2 producidos a partir de residuos urbanos, agrícolas o forestales, desde plásticos a aceites usados. No se fabrican con petróleo.
En un contexto de continuas medidas para reducir las emisiones de efecto invernadero, especialmente, CO2, los biocombustibles no han parado de crecer y tampoco evolucionar. Primera generación (procedentes de cultivos agrícolas), segunda generación (fundamentalmente orgánicos) y tercera generación (carbohidratos de algas) son la muestra del furor por estas fuentes de energía alternativa al tradicional petróleo.
España tiene una capacidad de refino de las más importantes de Europa y esas refinerías que hoy producen combustibles de origen fósil, como la gasolina o el gasóleo, pueden producir también ecocombustibles de origen no fósil que se pueden utilizar prácticamente en todos los vehículos que hoy circulan por nuestras calles y carreteras.
Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha utilizado residuos de la industria frutícola para extraer aceite de naranja y analizar su potencial como combustible para biorreactores.
Los resultados obtenidos demuestran que dicho aceite es una alternativa viable para ser mezclado hasta en un 15% con combustible para aviones, sin ningún inconveniente significativo para el rendimiento de los mismos, y cumpliendo con todos los requisitos de las normas de aviación, según recoge AlphaGalileo.
El biocombustible ha sido tratado para reducir su tendencia a la formación de hollín, por lo que su uso ayudaría a disminuir las emisiones contaminantes de los combustibles actuales.
La industria frutícola y, en concreto, la industria del zumo de naranja genera una gran cantidad de subproductos y residuos, hasta 30 millones de toneladas anualmente, que precisan ser gestionados para evitar graves problemas económicos y medioambientales. Estos residuos tienen un gran contenido en terpenos, cuya transformación permite obtener biocombustibles adecuados para ser mezclados con los carburantes convencionales, tanto en aviación como en automoción. Entre estos residuos, las pieles de naranja contienen aceite de naranja, que se puede extraer por prensado o mediante uso de disolventes.
El aceite de naranja derivado de la industria del zumo podría sustituir al 0.1 % o al 0.02 % del queroseno y del diésel consumidos en España en 2019, respectivamente.
Pese a todo la incorporación del aceite de naranja al mercado de los biocombustibles no bastaría para cumplir los objetivos de reducción de emisiones contaminantes para atenuar los efectos del cambio climático. «En el escenario energético futuro, se deberán emplear múltiples fuentes de biocombustibles para sustituir a los combustibles fósiles», concluyen los investigadores.
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