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Patxi Fernández
Jueves, 20 de octubre 2022, 22:30
El dióxido de carbono (CO2), no es letal en concentraciones medias y se encuentra de forma natural en la atmósfera. Es necesario para la vida en el planeta, ya que es imprescindible para el proceso de fotosíntesis de las plantas y para mantener la ... temperatura de la Tierra. Sin embargo su exceso de concentración provoca el «efecto invernadero» , que eleva la temperatura del planeta y desequilibra el ciclo natural.
El aumento de ventas de coches electrificados y el esfuerzo de los fabricantes por desarrollar motores de combustión más eficientes ha derivado en que la media de emisiones de los coches nuevos sea un 44% inferior al conjunto del parque móvil en España, según datos de MSI para Unoauto.
Actualmente, la medida de emisiones de CO2 de los coches que se venden es de 77 gramos, un dato muy alejado de los 138 g/km del conjunto del parque. Principalmente, esta diferencia se debe a que los automóviles españoles son más viejos que nunca, con 13,5 años de media, uno de los parques más envejecidos de Europa.
Además, la media de emisiones de CO2 de los coches nuevos va reduciéndose año tras año. Si en 2019 las emisiones medias eran de 118 g/km, en 2020 bajaron hasta 110, en 2021 hasta 81; y, ya en 2022, los mencionados 77.
Esta trayectoria descendente continuará su senda imparable, ya que las previsiones de MSI apuntan a que 2023 concluirá con 71 g/km de CO2, lo que supondrá una reducción del 40% en comparación con las ventas de 2019 y del 49% respecto al conjunto del parque.
Estos datos evidencian la importancia de que las administraciones den un giro en su estrategia hacia una movilidad sostenible, pues están poniendo todo el esfuerzo en incentivar la compra de vehículos cero emisiones, cuando el problema está realmente en la antigüedad del parque y en la urgencia de retirar de la circulación vehículos más viejos, más contaminantes y más inseguros. Según Ignacio García Rojí, analista de Sumauto, «las instituciones deben buscar otro tipo de ayudas que incentiven la compra, dado que el Plan Moves tal y como está planteado no está teniendo el impacto deseado. Esas medidas tienen que ir dirigidas a la base del parque, que son los coches más viejos y es una base que se está ensanchando cada vez más. Vamos hacia un parque en forma de pirámide. De algún modo hay que poner una fecha de caducidad a los vehículos más viejos y que no sean considerados aptos para su movilidad».
Sin embargo, la presión se concentra sobre el vehículo nuevo, a pesar de que ya es per se más eficiente y menos contaminante. A este ritmo de matriculaciones, la descarbonización de la movilidad será exasperadamente lenta, a pesar de que los mensajes desde las Administraciones son de urgencia, de ahí la necesidad de desarrollar políticas que actúen sobre el parque y su envejecimiento.
Actualmente, el Gobierno ofrece el Moves III, limitado a eléctricos e híbridos enchufables. Sin embargo, Unoauto considera que extender esta ayuda a todos los modelos ECO, ya sean híbridos o impulsados por gas, así como a los vehículos con etiqueta C con emisiones menores a 120 g/km de CO2, lograría un triple beneficio.
En primer lugar, dinamizaría las ventas de un sector que es motor de la economía; seguidamente, ayudaría a los usuarios a la adquisición de un vehículo nuevo en un momento en el que comprar un coche supone un desembolso medio de 20.500 euros, según la Agencia Tributaria, y la economía familiar está atorada por la subida de tipos e inflación; y, por último, sería ventajoso para las arcas públicas, ya que son ayudas con retorno fiscal, pues, al venderse más coches, recuperan lo invertido vía impuestos.
El Moves tiene el objetivo de electrificar el parque a marchas forzadas y, en cambio, recuperar el espíritu del Plan Renove ayudaría a rejuvenecer el parque español y sería la opción más coherente para retirar con premura los coches más contaminantes de nuestras carreteras, según las conclusiones de los expertos de Unoauto.
Pero CO2 no es lo único que sale por los tubos de escape de los vehículos que circulan por nuestras carreteras. Estos son los principales gases emitidos, entre los que también se encuentran el monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), hidrocarburos no quemados (HC), compuestos de plomo, anhídrido sulfuroso y partículas sólidas.
El monóxido de carbono (CO) se suele producir en los motores de gasolina (algo menos en los diésel) cuando la combustión no es completa debido a un exceso de combustible o una falta de oxígeno en la mezcla. Es un gas muy tóxico que puede provocar la muerte si se respira ya que esta molécula desplaza a la de O2 en los glóbulos rojos de la sangre. Todos los años mueren cientos de personas por las emanaciones de CO de calderas de calefacción en mal estado.
Otras sustancias que nos encontramos de forma habitual en los tubos de escape de los coches son los HC, o hidrocarburos no quemados o quemados parcialmente . Son tóxicos y pueden provocar irritación en los ojos, en la piel y en los pulmones. Pueden estar presentes tanto en los motores de gasolina como diésel.
También los benzopirenos , que son unas partículas sólidas que se generan por la combustión del gasóleo. Además de contaminar el aire y propiciar la formación de smog (nubes de humo en las ciudades), son muy cancerígenos.
En en proceso de combustión también se generan óxidos de azufre, debido a las impurezas de azufre presentes en los combustibles. Actualmente se ha reducido mucho su producción gracias a caros procesos de «desulfurización» en el proceso de destilación de los combustibles. Su presencia es mayor en el gasóleo. Son los causantes de la lluvia ácida.
En cuanto a los óxidos de nitrógeno (NOx), estos se producen en los motores diésel, pero cada vez son más frecuentes también en los motores de gasolina de inyección directa, que cada vez trabajan con relaciones de compresión más altas y mezclas no estequiométricas para aumentar el rendimiento y reducir el consumo.
Existen varios tipos de óxidos de nitrógeno, por eso se denominan NOx a todos ellos de forma genérica. El NO y el NO2 tienden a oxidarse con el oxígeno presente en la atmósfera y se transforman en NO3. Esta molécula es muy peligrosa porque tiene tendencia a asociarse con el hidrógeno (también presente en la humedad del aire) y se transforma en HNO3, que es ácido nítrico. También se pueden formar moléculas de N2O, que son muy estables, con un ciclo de vida de unos 170 años y son muy peligrosos al destruir el ozono y ser más potentes provocando efecto invernadero.
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