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Patxi Fernández
Miércoles, 14 de junio 2023, 19:55
Los vehículos eléctricos también contaminan. Por ello, según el estudio «El impacto del coche eléctrico en la transformación de la movilidad en Europa», presentado por Sernauto, L.E.K. Consulting y Fundación Repsol, Europa solo reduciría un 42,8% sus emisiones de CO2 si en ... 2035 logra alcanzar un parque eléctrico del 41%. Sin embargo, en un escenario 'ideal', en el que el 100% de los vehículos fueran eléctricos, las emisiones solo se rebajarían en un 68,9%. [Pincha AQUÍ para acceder al informe completo]
Como puso de manifiesto Cristóbal Colón, socio de L.E.K, «con este estudio hemos querido analizar, desde un punto de vista micro y con datos, los mitos y realidades del vehículo eléctrico en Europa y, particularmente, en España. Así, podremos observar los retos que quedan por solucionar y las palancas que es necesario activar para llegar al parque de vehículos eléctricos deseado en 2035».
Si el parque utilizara biocombustibles la reducción de emisiones sería del 99,4%. «Es la combinación de diferentes tecnologías la que más impacto tendría en la reducción de emisiones», ha señalado. Respecto al mercado, el mix de tecnologías seguirá siendo necesario para poder dar respuesta alas necesidades de movilidad de los ciudadanos. El futuro de la movilidad estará protagonizado por los vehículos eléctricos, pero también por los que usan hidrógeno o biocombustibles y combustibles sintéticos, «para que la movilidad siga siendo accesible para todos los ciudadanos».
«Un escenario con un parque de 5 millones de vehículos eléctricos y 20 millones de vehículos de combustión, pero envejecidos, no generará una reducción significativa de las emisiones», afirmó Cristóbal Colón, para quien «no debería haber prohibiciones sino políticas de incentivación».
En lo que respecta a la tecnología, el estudio afirma que la transición al vehículo eléctrico de baterías requiere una infraestructura de carga más accesible y suficiente para satisfacer la creciente demanda, lo que implica una necesidad de gran inversión por parte de entidades públicas y privadas para garantizar la capacidad de la red eléctrica y de los puntos de recarga de alta potencia. Esto, según Colón, es fundamental para garantizar el cumplimiento de los objetivos europeos para el año 2035.
Analizando las diferentes tecnologías, el estudio concluye que el vehículo eléctrico de batería BEV no es apto para largas distancias o cargas útiles pesadas, pero sí para los viajes urbanos de pasajeros ya que representan la la solución más eficiente en esta área.
Los de hidrógeno de pila de combustible FCEV tampoco son los más aptos para distancias muy largas pero sí son capaces de soportar cargas útiles pesadas, por lo que se presentan como los más eficientes para el transporte público.
En cuanto a los biocombustibles y combustibles sintéticos, estima que se utilizarán para viajes largos ya que son los únicos combustibles verdes capaces de garantizar una cobertura de larga distancia. A pesar de cubrir potencialmente todas las opciones de transporte, los biocombustibles no representan las soluciones tan eficientes como los FCEV y BEV en cortos recorridos y zonas urbanas.
Durante la presentación de este estudio la directora de Relaciones Institucionales e Innovación, María Luisa Soria, explicó que «para poder mantener su posición competitiva en la cadena de valor de los nuevos vehículos electrificados, automatizados y conectados, es necesario plantear una transición que tenga en cuenta todo el rango de tecnologías que pueden contribuir a la consecución del objetivo europeo de neutralidad climática en 2050, como el hidrógeno, los ecocombustibles (combustibles renovables sostenibles) y la electrificación«. Desde su punto de vista es fundamental que la legislación »se base en un planteamiento equilibrado y tecnológicamente abierto que permita promover soluciones de movilidad asequibles y sostenibles y apoyar la competitividad de la cadena de suministro de automoción«.
Para Enrique Alcalá, subdirector de Formación y director de la División de Sistemas alternativos de Propulsión e Impacto Medio Ambiental (DISPIMA) de INSIA es fundamental, para que los vehículos eléctricos tengan un mejor y más rápido futuro «que no los afeemos sin dar soluciones que los acerquen a los gustos y necesidades de toda la población: necesidades particulares de la recarga, protocolos inequívocos y valoraciones objetivas sobre el ciclo de vida y apoyo institucional para explorar alternativas».
Según Juan López, técnico de Desarrollo de Negocio Movilidad Eléctrica de Repsol «el ámbito de la Movilidad Eléctrica, nuestra apuesta se materializa, entre otras cosas, en el liderazgo que actualmente tenemos en España en instalaciones de carga rápida y ultrarrápida en estaciones de servicio».
María Blecua, investigadora y responsable de Laboratorio de Fundación Circe entiende que el vehículo eléctrico es competitivo y se está demostrando en otros países, y además es una herramienta crucial para cumplir con los planes climáticos de Europa por lo que desde España se tiene que apoyar y potenciar su uso.
Blecua explicó que «se necesita hacer un plan realista acorde con las necesidades y capacidades del país, ya que si los fabricantes de coches van a parar de producir vehículos eléctricos en España tampoco se fabricará, y se perderán muchos puestos de trabajo». Considera que es necesario potenciar la instalación de gigafactorías, iniciarse en el reciclaje de baterías, adecuar más puntos de recarga a pie de calle, y dedicar ayudas directas al vehículo eléctrico, así como concienciar a los compradores del cambio e impulsar políticas en este sentido.
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