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J. Bacorelle
Domingo, 23 de abril 2023, 00:31
Los aparcamientos privados no residenciales se enfrentan a un reto para cumplir la legislación que desde el 1 de enero 2023 exige disponer de un punto de carga para vehículos eléctricos por cada 40 plazas. La obligación que recoge el Real Decreto-ley 29/2021 ... afecta a grandes parkings en zonas urbanas, centros comerciales, hoteles, restaurantes u otras zonas de ocio, pero muchos de ellos todavía se encuentran en fase de planificación de las nuevas instalaciones.
La actual normativa establece que un aparcamiento debe tener un punto de carga por cada 40 plazas, pero desde las administraciones ya se está valorando la posibilidad de ajustar la ratio para aumentar el número de cargadores. Esta situación simplemente adelanta las exigencias futuras de los conductores, que necesitarán un mayor número de estaciones de recarga conforme aumente la presencia de vehículos eléctricos.
«El cumplimiento de la normativa «para salir del paso» empuja a los gestores de aparcamientos a seleccionar e instalar soluciones que, a medio o largo plazo, pueden resultar inadecuadas o insuficientes», advierte Henrik Bergman, director regional de Charge Amps en España y Portugal. «Es esencial valorar distintos factores al seleccionar los puntos de carga y el tipo de instalación que se realizará para garantizar su eficiencia presente y futura».
«La escalabilidad es un factor clave a tener en cuenta a la hora de realizar una primera instalación. Seleccionar una solución que permita ampliar el número de puntos de carga de forma sencilla y sin grandes obras ni reconfiguraciones permitirá cumplir la legislación actual y anticiparse a posibles cambios y al aumento de la demanda», explica Henrik Bergman. «Las configuraciones deben ser automáticas y sin límites en cuanto a número de unidades instaladas. De esta forma se ahorran muchos costes y tiempo en las fases de instalación, manejo, ampliación, y mantenimiento».
Los aspectos técnicos también deben valorarse, focalizándose en el formato de conexión de la estación de carga a la red y su uso de energía. Disponer de una estación de carga con balanceo dinámico mediante la rotación automática de las fases garantizará una distribución óptima de la corriente disponible, independientemente si se trata de coches híbridos enchufables o coches 100% eléctricos.
«La elección de una solución de recarga inteligente es una apuesta segura para el presente y el futuro. De la misma forma, es necesario optar por soluciones que garanticen su durabilidad en entornos interiores con acumulación de polvo, y en exteriores donde se debe tener en cuenta el clima cambiante de España».
A la hora de hablar de recarga del vehículo eléctrico hay algunos conceptos relacionados con los tipos de cargadores, los conectores o los tiempos de carga, que pueden crear confusión, pero es mucho más sencillo de lo que parece cuando te familiarizas con su uso. Para ello Ramon Calderón, experto de Seat nos explica en detalle los modos para recargar el futuro.
«La carga de la batería de vehículos eléctricos e híbridos depende principalmente de dos factores: la capacidad de la batería del coche y la potencia del cargador disponible, y esto influye en los rangos de tiempo de carga», explica el responsable de e-Mobility Relaciones Institucionales en Seat.
La capacidad de la batería es la cantidad de energía eléctrica que ésta es capaz de almacenar, mientras que la potencia es la cantidad de energía eléctrica que el cargador puede suministrar al vehículo. «El usuario de un coche electrificado tiene a su disposición diversos modos de carga: tipo 2 (carga lenta), tipo 3 (carga semirrápida) y tipo 4 (carga superrápida o ultrarrápida). Según la capacidad que tenga la batería de nuestro coche y la potencia del cargador y el cable conector, nos llevará más o menos tiempo cargarla», explica Calderón.
Si tenemos en casa un coche híbrido enchufable o un vehículo eléctrico pequeño podemos dejar el coche cargando por la noche en el garaje con un tipo de carga 2 o carga lenta. Con esta opción, el vehículo se conecta a la red eléctrica mediante un adaptador que garantiza la seguridad de la recarga y que está dotado de un enchufe doméstico, de los que tenemos en casa (tipo Schuko). En este modo, (para una potencia de 3,6 kW) un híbrido tarda de media entre 3 y 4 horas en cargar de 0 al 100% de batería, y un eléctrico, unas 16 horas de media, dependiendo de la potencia y el cable y de la capacidad de la batería.
Sin embargo, en el caso de que contemos con un vehículo 100% eléctrico o un híbrido enchufable, con una autonomía considerablemente alta, la opción más conveniente es el modo de carga tipo 3, también conocido como semirrápido. Este modo de carga requiere de un dispositivo o punto de carga de pared, coloquialmente conocido como Wallbox, que incorpora varios sistemas de protección necesarios para la seguridad de la instalación eléctrica y del vehículo.
«El uso del modo 3, por su seguridad, fiabilidad y rápidez, se está imponiendo al modo 2 a medida que aumentan las potencias de carga y la capacidad de las baterías de los vehículos eléctricos», afirma Calderón. Este modo nos permite trabajar con potencias superiores en casa, y a su vez optimizar el tiempo de carga. Un híbrido como el CUPRA Formentor podría cargarse en menos de 3 horas y un 100% eléctrico en menos de 10 horas de media.
Una vez fuera de casa, los puntos de recarga de uso público que habitualmente encontraremos serán también de modo 3 o semirrápido, ya que es obligatorio que como mínimo sean de este nivel de recarga. En el modo 3, la conexión del vehículo eléctrico o híbrido a la red de corriente alterna se realiza mediante conectores Mennekes. Teniendo en cuenta que la potencia de estos puntos públicos es más elevada (en torno a 11 kW), de media el tiempo de carga será para un híbrido enchufable entre 30 minutos y 1 hora, mientras que para un 100% eléctrico cargarlo del 0 a 100% nos podría llevar entre 4 y 6 horas.
El modo 4 o superrápido, indicado únicamente para vehículos 100% eléctricos con alta autonomía, como el CUPRA Born, nos permite recargar como mínimo un 70% de la batería en poco más de 30 minutos (para una potencia de cargador de 100 kW), el tiempo justo para tomar algo o realizar la compra semanal, y el 100%, aproximadamente una hora. La recarga en modo 4 se realiza en corriente continua, a diferencia de los modos anteriores, que se realizan en corriente alterna, lo que permite una carga más rápida ya que el vehículo no tiene que hacer conversiones.
El conector estándar más utilizado para este tipo de recarga es el CCS. «Son cargadores que, por su elevado precio y coste de instalación, ni han sido concebidos ni son recomendables para uso doméstico y, junto con el modo 3, son los que encontrará el usuario en centros comerciales, vía pública o centros de trabajo», explica Ramon Calderón. Dentro de los cargadores modo 4 existen también los de carga ultrarrápida, especialmente pensados para las estaciones de uso público exteriores o electrolineras, donde podemos recargar el vehículo durante trayectos largos o situaciones en las que dispongamos de muy poco tiempo. Con este modo, que puede superar los 250 kW de potencia, un coche 100% eléctrico de media se cargaría en menos de 30 minutos.
Es importante destacar que cargador y vehículo se comunican continuamente durante la carga para no superar la potencia admisible por la batería. Es decir, un vehículo que admite un máximo de 125 kW de potencia aunque se cargue en un cargador de 250 kW nunca superará la potencia de 125 kW. Lo mismo ocurre a la inversa; aunque el vehículo pueda cargarse a 250 kW, si el cargador es de menor potencia nunca la superará.
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