El campus de I+D de Bosch en Budapest. Bosch

Bosch hace el futuro en Budapest

Hungría demuestra que la trinidad Estado-Universidad-Empresa crea industrias punteras del automóvil

Juan Roig Valor

Jueves, 26 de octubre 2023, 13:43

A la hora de asignar las adjudicaciones de proyectos industriales, especialmente cuando se tratan de magnitudes como las que maneja la industria automovilística, es fácil caer en la trampa de pensar que el elemento más importante es la cantidad de inversión pública que se brinda ... para inclinar la balanza. ¿Se habría decantado el Grupo Volkswagen por Sagunto para su gigafactoría de no ser por el Perte VEC?

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Importantes, sin duda. Sin embargo, existe un factor esencial que es tan intangible como instrumental: la presencia de un ecosistema técnico en el que sea sencillo encontrar trabajadores cualificados y en el que abunden los proyectos de investigación en las universidades.

Esto, sin embargo, requiere tiempo para desarrollarse y políticas que lo fomenten. Hungría cuenta con la trinidad de Estado-Universidad-Empresa que ha apostado por la automoción desde los años noventa. El resultado es que Bosch, el mayor proveedor de automoción del mundo, no hace otra cosa que reinvertir en sus centros productivos y de I+D en el país.

Los números no mienten: en 2022, la filial húngara registró ventas de 2,25 billones de florines. Es decir: 5.867 millones de euros, unas 2,4 veces más que lo que presentó Bosch España (2.482 millones). Su presupuesto para investigación se incrementó en un 20%, hasta alcanzar los 286 millones de euros y cuentan con unos 3.500 ingenieros dedicados exclusivamente a diseñar el futuro de los componentes que harán posible la conducción autónoma en un futuro no tan lejano.

La clave para encontrar personal cualificado en un entorno de escasez, según el consejero delegado magiar, Istvan Szazi, «es sencilla: nos esforzamos por convertirnos en el lugar más atractivo para trabajar». Puso como ejemplo la reciente contratación de un ingeniero de software de alto nivel en una gran tecnológica de Silicon Valley, que aceptó abandonar California para «diseñar el futuro de la movilidad».

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El consejero delegado de Bosch Hungría, Istvan Szazi. Bosch

Aunque suene casi a propaganda, eso es precisamente lo que están llevando a cabo en Bosch Budapest. Hasta hace relativamente poco, era similar a las instalaciones que la empresa alemana tiene en Madrid. De hecho, producían las mismas centralitas y los mismos sensores de estacionamiento. Sin embargo, ahora están llevando a cabo pruebas para sustituir los radares por cámaras en los sistemas de frenada de emergencia.

Por un lado, permite hacer uso de las cámaras que requieren los vehículos en la parte delantera para tener funcionalidades autónomas, pero, más importante, cubren un espectro de detección de objetos más amplio, por lo que la información es más precisa, algo fundamental para desarrollar la conducción autónoma.

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Pruebas del sistema de frenada de emergencia por cámaras. Bosch

De hecho, por su campus de la capital húngara ya se pueden ver vehículos que circulan y llevan a cabo maniobras sencillas, como aparcar, sin conductor.

Sin embargo, para el directivo, aún queda bastante para que se vean circulando abiertamente por las calles. «El principal problema con la conducción autónoma es que no está preparada para las situaciones impredecibles que ocurren a diario».

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Budapest también está trabajando en tecnologías más inmediatas. Algunos ejemplos son un nuevo motor eléctrico que no contiene ni cobre ni imanes, especialmente diseñado para el automóvil -«los que se usan hoy no están optimizados», afirmó-; propulsores y baterías de bicicletas eléctricas -un mercado cuyo crecimiento anual compuesto hasta 2030 está estimado en un 15,6%-; o lo que un ingeniero llamó «la joya de la corona»: una potente centralita para controlar el flujo de energía del coche eléctrico.

Campus tecnológico

Hacer el cambio de Silicon Valley a Bosch Hungría no tuvo que ser difícil para el ingeniero anónimo: los 90.000 metros cuadrados del centro de I+D -reformado en 2022- parecen las oficinas de Google, pues cuenta con zonas comunes con juegos, un gimnasio con un rocódromo, clases de yoga y clubes para fomentar intereses afines.

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Ninguno de los trabajadores tiene que acudir a la oficina si no lo necesita, y para hacerlo tiene que reservar una de las plazas en función de si pretende trabajar a solas o en equipo. La cantina puede abastecer a miles y cuenta con opciones autóctonas, exóticas o veganas.

Estos nuevos productos y oficinas tienen un sabor doble que es tanto recompensa como responsabilidad por parte de la matriz alemana. El fabricante cuenta con cinco plantas en el país, todas enfocadas en automoción y trabajan con Rumanía y Bulgaria.

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Más información

Mientras tanto, España sigue haciendo sensores de estacionamiento.

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