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Juan Roig Valor
Martes, 30 de abril 2024, 00:24
Cuando se observan las cifras del mercado de vehículos eléctricos, una conclusión evidente es que este no está avanzando al ritmo que esperaban los fabricantes. Aunque partes del sector afirman que «la electrificación es irreversible», los inversores se muestran cada vez más escépticos sobre el ... apetito de los compradores y hay marcas que han llevado a cabo despidos masivos.
Ahora, otro punto crítico ha sido señalado por la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA): los cargadores públicos para el coche eléctrico. Según datos de su último informe, publicado hoy, las ventas de modelos cero emisiones triplicaron el ritmo de creación de puntos de recarga entre 2017 y 2023.
El año pasado se construyeron 150.000 cargadores en Europa, hasta llegar a los 630.000 en total. Para la asociación, esta cifra es insuficiente y estima que, para 2030 el número de puntos debería alcanzar los 8,8 millones de unidades. Esto se traduce a unos 410.000 por año o casi 8.000 cada semana.
«Nos preocupa mucho que la infraestructura no acompañe al mismo ritmo que lo hacen las ventas de coches eléctricos», afirmó la directora general de ACEA, Sigrid de Vries. «Esta 'brecha de infraestructura' tiene el riesgo de volverse cada vez más severa a medida que pasan los años y habrá mercados que estén a la zaga de otros».
«Para cumplir los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero de Bruselas, es necesaria la adopción masiva de vehículos cero emisiones. Ello no puede ocurrir sin una extensa red de carga pública a lo largo de todo el territorio», concluyó.
Pero los cálculos de Bruselas y ACEA difieren. Mientras que la patronal europea estima que habrá 65 millones de coches eléctricos en Europa –y por lo tanto, la necesidad de 8,8 millones de cargadores–, la Comisión Europea considera que este número estará más cerca de los 30 millones, que requerirían 3,5 millones de puntos de recarga.
Esto se debe, principalmente, a que Bruselas solo toma en consideración a los vehículos 100% eléctricos, mientras que la asociación contempla las furgonetas cero emisiones y los híbridos enchufables, que también usarán la misma infraestructura que los turismos.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los operadores de puntos de recarga es que, de momento, no son rentables económicamente. La mayor parte del tiempo, los postes se encuentran fuera de uso y las empresas no quieren llevar a cabo una inversión que no tendrá retorno.
«Un acceso fácil a los puntos de recarga no es 'algo agradable con lo que contar'», afirmó De Vries, «sino una condición esencial para descarbonizar el transporte. El ritmo se tiene que acelerar de manera urgente si queremos llegar a las metas».
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