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A. Noguerol
Madrid
Miércoles, 8 de julio 2020
Sin ningún tipo de dudas, los coches más de moda son los SUV. Aunque este tipo de vehículos, por su altura respecto al suelo, pueden tener algunas facultades extra respecto a las berlinas y utilitarios para desplazarse en terrenos no asfaltados, no se trata de auténticos todoterrenos. Es más, en muchas ocasiones ni siquiera disponen de tracción a las cuatro ruedas, o esta se controla automáticamente mediante la electrónica para desviar el par en función de la pérdida de tracción.
Estas características hacen que muchos propietarios confiados se aventuren a circular por pistas más aptas para los auténticos TT, llegando en ocasiones a caer «presos» de la arena si se acercan demasiado a la playa.
Una vez que nos hemos quedado enterrados, sacar un coche de la arena no es tarea fácil. En cualquier caso, antes de pedir la ayuda de la asistencia en carretera, podemos intentar seguir algunas de las recomendaciones del experto de Autocasión Rubén Fidalgo.
Lo primero que debemos hacer es deshinchar las ruedas del eje motriz y dejarlas con poco más de un bar de presión. De este modo se aumenta la superficie de apoyo sobre el suelo y mejora la tracción.
Si ya nos hemos enterrado un poco, deberemos sacar la arena que haya por delante o por detrás de las ruedas (depende de hacia donde queramos salir), de todas ellas, no sólo las motrices. Si el firme es bueno o si tenemos un buen gato a mano sería ideal poder subir el coche un poco para calzar la rueda enterrada con piedras, ramas o lo que encontremos a mano. Si hacemos esto, cuando intentemos salir deberemos pedir a la gente que se aleje del coche, ya que es probable que una piedra o rama salga propulsada y pueda golpear a alguien.
Para buscar algo de tracción conviene girar de un lado a otro la dirección (si es de tracción trasera, no lo hagas) para que las ruedas delanteras puedan encontrar algo de firme, pero no debemos insistir demasiado con esta técnica.
Lo ideal sería que varias personas nos ayudasen empujando el coche mientras intentamos sacarlo. Si ya hemos enterrado mucho el coche no habrá más alternativa que llamar a la grúa o que tiren de nosotros con otro coche, pero mucho cuidado con esto: debemos separarnos del coche y de la cuerda con la que estemos tirando por si se rompe. Si no lo hacemos, es fácil que nos dé un latigazo.
Si el coche está algo enterrado, debemos ser conscientes de que al tirar remolcados por otro coche no estamos tirando del coche solo, también estamos intentando llevarnos con nosotros las toneladas de arena que abrazan sus ruedas, así que no es tarea fácil y es probable que se rompa el gancho de remolque, la eslinga o incluso que finalmente también se quede atrapado el coche que nos quiere rescatar. Para minimizar este riesgo, deberemos también quitar parte de la arena que esté alrededor de las ruedas.
Un «auténtico todoterreno» tiene un bastidor rígido. Salvo excepciones, suele estar formado por vigas estructuradas en forma de escalera (longitudinales y transversales), sobre las que se ancla (a veces incluso se atornilla) la carrocería. Esto permite una gran robustez en situaciones de torsión extremas, derivadas de la circulación sobre firmes irregulares, como baches o badenes de campo en los que alguna rueda puede quedar puntualmente en el aire.
También cuentan con una transmisión que, normalmente, impulsa el vehículo a través del eje trasero, pero que permite engranar el delantero cuando la situación lo requiere. Este engranaje se realiza mediante una caja tránsfer o «reductora» que aumenta la fuerza de la transmisión a bajas velocidades, consiguiendo así un mayor empuje. Este sistema también se puede encontar en algunos vehículos que no son 4x4 «puros», como por ejemplo en algunos modelos de la marca Subaru.
Aunque en la actualidad la electrónica se encarga en muchas ocasiones de activar este mecanismo, lo normal en un 4X4 de verdad es que para activar la caja tránsfer contemos con una palanca situada junto al cambio de marchas.
Tampoco todos los 4X4 son iguales. Como mínimo podemos clasificarlos en todoterrenos cerrados, como el Toyota Land Cruiser, Mitsubishi Montero, Jeep Wrangler o el desaparecido Land Rover Defender, y cerrados, tipo camioneta» o «pick-up», como los Nissan Navara, Mitsubishi L200, Ford Ranger, Toyota Hilux o Volkswagen Amarok. También existen furgones y camiones ligeros con sistemas de impulsión parecidos, que a su vez cuentan con suspensiones sobreelevadas y pensados sobre todo para su utilización en obras y zonas de campo.
En el caso de los SUV, basan su estructura en una carrocería monocasco o autoportante, como si fuese la de un coche de calle. Esto permite un peso menor, además de mayor capacidad de flexión y torsión, lo que los convierte en productos más fáciles de conducir en carretera, habitual punto débil de los 4x4 originales que frenan peor y son más aparatosos en curvas y virajes, además de tener numerosas inercias tanto al tomar curvas como al realizar frenadas.
El «pero» de los SUV es que su capacidad campera es inferior. Algo que en principio no tiene por qué ser un problema, ya que la mayoría de sus propietarios en muy contadas ocasiones los van a utilizar para recorridos «campestres» con grandes dificultades en los que sea necesaria un agarre extra.
Los hay de tracción total y de tracción a un solo eje (normalmente delantera). Los de tracción a las cuatro ruedas, 4x4, 4WD o AWD, suelen basar la tracción integral en un mecanismo q ue engrana automáticamente los dos ejes cuando uno de ellos pierde agarre. Esto permite menores desgaste y consumo en circulación ordinaria que si el vehículo fuese todo el tiempo en modo 4x4.
Con todo, muchos ofrecen una posición de bloqueo para, a baja velocidad, operar en modo de tracción total, lo que como en los todoterreno originales permite salir de ciertos apuros. Además de las estéticas evidentes o de la tracción (más o menos equiparable), unos y otros, en diferente medida, permiten circular por pistas de campo, para lo que suelen ofrecer mayor altura libre bajo el piso y adosar elementos protectores de carrocería, incluso carenando parcialmente órganos mecánicos sensibles, como el cárter (depósito del aceite de engrase mecánico) o el tanque de combustible.
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