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M. D.
Miércoles, 25 de noviembre 2020, 08:25
Los híbridos enchufables son los coches electrificados más lógicos y coherentes, si lo que se quiere es un vehículo para entrar sin restricciones al centro de las grandes ciudades y, al mismo tiempo, para viajar sin miedo a quedarnos tirados. Por eso, dentro de ... las alternativas a los tradicionales diésel y gasolina, son los que más están creciendo en lo que llevamos de 2020, con un aumento de más del 100% con respecto al mismo período de 2019.
En comparación con los híbridos convencionales como el Toyota Corolla, que también garantizan unos viajes seguros y permiten el acceso sin barreras en núcleos urbanos, los PHEV (por sus siglas en inglés de Plug-In Hybrid Electric Vehicle) gozan de la etiqueta medioambiental Cero Emisiones de la DGT, en lugar de la Eco.
Por tanto, con modelos enchufables como el Mitsubishi Outlander PHEV, además de ahorrarnos el impuesto de matriculación, estar exentos de gran parte del impuesto de circulación y tener libre acceso al carril Bus-Vao (tres ventajas con las que también cuentan los Eco), podemos aparcar totalmente gratis en las zonas SER sin límite de tiempo y podemos circular y estacionar en cualquier parte de la ciudad sea cual sea el escenario anticontaminación que esté vigente en cada momento. Los híbridos, por contra, si se activa el Escenario 5, pueden circular por el centro urbano, pero no aparcar en las zonas SER, donde además en condiciones normales tienen un máximo de estacionamiento de solo dos horas y pagan el 50% de la tarifa.
Por supuesto, los enchufables con etiqueta Cero Emisiones te permiten incluso recorrer más de 40 km en modo 100% eléctrico, por lo que muchos de sus usuarios prácticamente no gastarán un solo euro en combustible de lunes a viernes… todo ello, sin la necesidad de instalar una Wallbox en casa como sí exigen los eléctricos (se pueden recargar por completo en un enchufe doméstico Schuko en unas horas.)
Si los comparamos con estos últimos, la ventaja más clara es que podemos hacer frente a un viaje largo sin necesidad de planificar una ruta en la que encontremos cargadores rápidos gracias al tanque de combustible, y, lógicamente, que los tiempos de carga son infinitamente más cortos… por no hablar de que un repostaje apenas nos lleva cinco minutos.
Eso sí, conviene destacar que no todo es de color de rosa. En el otro lado de la balanza tenemos el precio, que no es en absoluto bajo, y el hecho de que el riesgo de avería se multiplica por dos, ya que tenemos un motor térmico (normalmente, de gasolina) y otro sistema eléctrico adicional. En este sentido, aunque el motor eléctrico no requiere de un mantenimiento muy frecuente ni exhaustivo, el usuario sí tendrá que seguir pendiente de realizar un mantenimiento correcto relativo al bloque de gasolina.
En cualquier caso, como vemos, las ventajas copan mucho más protagonismo que las desventajas, si nuestro bolsillo puede hacer frente a estas.
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