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marta varela
Pozo Sotón (Asturias)
Sábado, 4 de noviembre 2017, 10:42
Respeto, música y sentimientos a flor de piel. El memorial del Pozo Sotón se convirtió el viernes en una cita inolvidable para la historia. Un recuerdo a los miles de trabajadores que perdieron su vida en accidentes laborales, la mayoría en la oscuridad de las minas asturianas. María Fernández llegaba de Ujo con su familia, Luis Pérez desde Infiesto orgulloso con un nieto que nunca había estado tan cerca de una mina, la familia Suárez Antuña desde Langreo ... todos llegaban expectantes a la explanada del Pozo Sotón. Preparados para vivir un acontecimiento único. Pocos sabían realmente lo que allí iban a vivir pero estaban deseosos de que empezase.
Las gradas provisionales acogieron a unas 1.400 personas que participaron en el espectáculo de luz, voz y sonido. Nadie quería perderse la conmemoración que la hullera española había programado en el año de su cincuenta aniversario para honrar a sus muertos. Se vieron representantes políticos de todo signo, alcaldes mineros, sindicalistas, diputados y senadores. Estuvieron el vicepresidente del Congreso, Ignacio Prendes; el presidente de los socialistas asturianos, Adrián Barbón, acompañado de Adriana Lastra y Jimena Llamedo; el portavoz de Podemos en la Junta, Emilio León, entre otros. También asistió el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago Granda.
También estuvieron los representantes vecinales y representantes de diversas entidades sociales y empresariales. Fue el caso de José Luis San Agustín, de la Corporación Masaveu; el exárbitro internacional Enrique Mejuto; y, no podía faltar, la presidenta de Hunosa María Teresa Mallada. De fondo, el memorial con las placas que recuerdan a los 540 trabajadores de Hunosa muertos en accidentes laborales desde su fundación, en 1967. Todos sabían y querían estar ayer en la explanada del Pozo Sotón. Y también, como el testigo de todo lo que allí ocurrió, el castillete del pozo.
Para que la magia del recuerdo a los mineros muertos fuese posible, a las tablas del escenario se subieron casi dos centenares de artistas, cuyo amor a las comarcas mineras y a sus gentes se hizo patente durante casi dos horas.
La velada se inició con un minuto de silencio por todos los mineros fallecidos. Fue entonces cuando comenzaron a desfilar los artistas, que aparecían tras la voz del locutor Pachi Poncela y la Orquesta de Cámara de Siero. Se habló de memoria de la mina, de los mineros y de sus pueblos, con claro protagonismo de la obra del escritor lavianés Palacio Valdés. El Coro Minero de Turón, el Coro San Martín y el Coro Santiaguín unieron sus voces y emoción interpretando 'Axuntábense'. No pudieron dar mejor relevo a Héctor Braga que con la interpretación de 'La gaita de Pachín', que dio paso a la narración de un recuerdo de la vida en los valles asturianos en el siglo XIX, y a la aparición del carbón. En el escenario principal el artista Maxi Rodríguez narró de una forma divertida y amena su particular visión de la gente minera, de sus vidas y lo hizo con una toalla de Hunosa «que lleva conmigo 50 años», dijo.
Las risas se oyeron entre el público, pero dos segundos sin luces y la voz de Anabel Santiago, encaramada al tejado de unos de los edificios del pozo, dejó ver las primeras muestras de emoción entre los presentes, la tonada 'A la madre del minero' aleja el frío de la noche y dejó paso a muchos sentimientos.
No se entiende la mina sin las mujeres, mineras, esposas de mineros, hijas de mineros, viudas de mineras.. a ellas les dio su lugar la poetisa Vanessa Gutiérrez. Un piano insinuó los acordes de 'El abuelo Víctor'. En el escenario, la joven cantante Natalia Vázquez interpretó la célebre canción de Víctor Manuel, la oscuridad volvió a ser la protagonista y trasladó a los presentes a las frías rampas y las endemoniadas chimeneas de los pozos mineros. La emoción volvió a estar presente, y ni siquiera se fue con el testimonio ocurrente y gracioso de Alberto Rodríguez, y con él el ambiente también se relajó y el público sonrió.
El locutor recordó como en las casas de los mineros el sonido del teléfono de madrugada era símbolo de tragedia. Marisa Valle Roso, llenó todo el escenario con la canción 'En la planta 14'. Durante casi hora y media, nadie se movió. Nuberu entró en escena y caldeó el ambiente primero con 'La Mula torda', 'Dame y tira' y a dúo con los presentes cerraron con 'El Chalaneru'. Al fondo, se oyeron unas gaitas y los trabajadores del Pozo Sotón encendieron una luz en cada una de las 540 placas que recuerdan a los mineros fallecidos. Ante ellos, el público se puso en pie e interpretó junto a los artistas la mítica 'Santa Bárbara Bendita'. El himno de Asturias despidió el acto.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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