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La endiablada situación internacional ha devuelto a León a un escenario pasado: la provincia podría ser un motor energético, pero está condenada.
La Comisión Europea lanzó el pasado miércoles el Plan Repower EU para cortar definitivamente el suministro de gas ruso en 2030, ... lo que equivaldría a sustituir un consumo total de 310 bcm (miles de millones de metros cúbicos de gas natural).
Los planes de la UE incluyen algunas medidas inesperadas como una mayor producción de electricidad con carbón y la ampliación de la vida de algunas centrales nucleares en el corazón de Europa con la intención de evitar las consecuencias que pudiera provocar una interrupción del suministro por parte de Rusia.
En ese escenario tan convulso resuena ahora el eco de las palabras apuntadas tanto por sindicatos como empresarios en el proceso de cierre de las minas.
El que fuera presidente de la Cámara de Comercio de León y empresario minero, Manuel Lamelas, siempre mantuvo en ese proceso de cierre la necesidad de apostar por el mineral como un elemento de reserva estratégica para cubrir situaciones de eventual crisis energética.
«Es vital para un país como España mantener una reserva de mineral estratégica que nos garantice una independencia energética en momentos de crisis», aseguró textualmente. Pero nadie escuchó aquellas palabras por mucho que fueran respaldadas por una parte de la representación sindical.
Sin mineros y con las explotaciones inundadas e inutilizadas la realidad es que hoy la provincia mantiene reservas activas para un periodo que alcanzará los 150 años.
En 2017 el consultor industrial y exdirector general de la Hullera Vasco Leonesa, Luis Alberto López García, ofrecía una conferencia sobre el sector minero y energético de León.
López explicó entonces que en León aún quedan reservas de carbón para siglo y medio. Los empresarios leoneses matizaron entonces que esa cifra podría incluso quedarse corta. «Yo creo que, con los informes que tenemos, hay mineral incluso para más tiempo», remarcaba por aquel entonces Manuel Lamelas.
«El carbón es el pan y la leche dentro de la nevera y hay tenemos tanto carbón que en situaciones de emergencia nacional era la alternativa perfecta para caer en el pozo de la dependencia energética», se aseguró desde el sector a leonoticias meses atrás.
El 'plan' entonces era mantener una cantidad anual de reserva, una producción mínima que pudiera servir para controlar el mercado a través del mix energético y actuar como elemento de seguridad ante una eventual crisis internacional.
Hoy la situación ha llegado a un punto rocambolesco: Europa pide activar el carbón como elemento enérgético, las reservas en las cuencas leonesas no se pueden explotar por la ausencia de actividad y, para más 'inri' las térmicas que podrían quemar el mineral han sido dinamitadas.
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