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La crisis energética derivada de la invasión de Rusia sobre Ucrania así como de los incrementos de precios en el gas han provocado un cambio en el sistema de producción eléctrica en España.
De este modo la generación de electricidad con carbón se ha duplicado ... en el primer trimestre de este año respecto a un año anterior, aunque supone un exiguo 3% de la producción peninsular.
Este aumento de la generación con carbón en el sistema eléctrico peninsular coincide con la merma de la capacidad instalada de esta tecnología, que se ha reducido en 1.120 megavatios (MW) en un año, hasta 3.523 MW de los algo más de 108.400 MW que hay en total de todas las tecnologías.
Según datos de Red Eléctrica, entre enero y marzo se produjeron con carbón 1.986 gigavatios/hora (GWh) en la península, lo que representan el 3,06% del total (64.705 GWh), pero duplica lo producido un año antes (979 GWh), según informa La Razón.
Además, la electricidad generada con carbón ha sido en el primer trimestre de 2022 solo un 8,4% inferior a la que hubo en el mismo periodo de 2020 (2.168 GWh), cuando la potencia instalada era muy superior, 9.215 MW (5.692 MW más que ahora).
La situación derivada del incremento en los consumos de mineral evidencia la importancia del mismo máxime en los tiempos de crisis, cuando este recurso natural se presenta como una alternativa solvente.
Fueron los productores mineros y los sindicatos quienes, en su día, plantearon la necesidad de mantener el carbón como un recurso de emergencia. «Se debe mantener como reserva estratégica», se aseguró entonces. Sin embargo nadie quiso escuchar aquellos mensajes y el sector terminó cerrando.
En 2017 el consultor industrial y exdirector general de la Hullera Vasco Leonesa, Luis Alberto López García, ofrecía una conferencia sobre el sector minero y energético de León.
López explicaba entonces que en León aún quedan reservas de carbón para 150 años y los empresarios leoneses remarcaron en ese momento que esa cifra podría incluso quedarse corta. «De ahí la necesidad de ser un sector de reserva estratégica», se insistía mientras los diferentes gobiernos negaban tal posibilidad.
La realidad es que hoy cuatro términas se ven obligadas a multiplicar su actividad con el mineral con el fin de paliar los problemas de suministro energético. Sin embargo, todas ellas queman carbón importado.
España, en cambio, ya no depende del carbón ruso. No lo utilizan al menos las compañías que emplean ese combustible fósil para generar energía eléctrica en las cuatro últimas centrales térmicas en activo.
En la actualidad Endesa está importando mineral de Indonesia para la planta gallega de As Pontes. Mientras, en Asturias, la lusa EDP mantiene en operación las centrales de Aboño y Soto de Ribera, que alimenta con carbón procedente de Kazajistán.
Mientras la compañía Viesgo, que explota la planta de Los Barrios, compra mineral en los cinco continentes a través de intermediarios que determinan su origen y su ruta. Todos ellos evitan, en principio, cualquier suministro desde Rusia incluso en el 'mix' internacional.
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