Secciones
Servicios
Destacamos
«Se dan unos sondeos y se arranca la galería, los planos donde está el error son realizados con posteridad», asegura José Ramón Fernández Morales. Último día de declaraciones de los testigos-peritos propuestos por la defensa en el juicio de la Hullera Vasco Leonesa ... por el accidente del 28 de octubre en el pozo Emilio.
José Ramón Fernández Morales, es uno de los testigos de la defensa que ha realizado un informe, que se incluye en el proceso y sobre el que se ratifica en el momento del juicio. El testigo es ingeniero técnico en topografía, era trabajador de la Hullera Vasco Leonesa, dentro del departamento de topografía. El profesional mantiene que «conforme se avanza se toman datos del buzamiento (la inclinación) de la capa» y se van realizando los planos, entre ellos aquel en el que se encontró el error. Fernández Morales insiste en que «en minería se hace así, primero se ejecuta y luego se hace el plano».
En su informe se habla de «falta de fidelidad». El testigo explica que se utilizan «puntos» para medir los diferentes elementos, eso se vuelca sobre un plano y aparece su posición, cuando se acaba la galería se da un sondeo buscando balsas de agua, ese sondeo dio algo que no era normal y David Toribio sugirió que ahí había pasado algo, todo ello, tal y como ha declarado el testigo.
El día 15 de octubre se entró en la mina y se tomaron unas medidas, «nos dimos cuenta de que no coincidía» y tras ello, se decidió hacer una comprobación más completa, de la galería, del pozo e incluso de la sexta, pero el testigo mantiene que «la galería siempre estuvo donde tenía que estar«.
«En relación a la explotación no lo sé, yo no me dedico a eso. Me dedico a la topografía», aseguró el testigo que explica que «los planos se iban ejecutando según iba avanzando la explotación». Fueron dos de las declaraciones que más repitió José Ramón durante su declaración en la que el fiscal le recuerdó que tiene la obligación de decir la verdad y le preguntó qué es y cómo se hace la estimación que se lleva a cabo antes del inicio de la galería: «Se hace una representación inicial, se dan unos sondeos y se hace un plano».
También se mostró al testigo-perito el plano en el que se marca la comparativa de donde se había hecho la siete y donde se había representado. El plano está incluido en una carpeta llamada: error topográfico y que tiene unas conclusiones con el sello de la Hullera. El testigo mantiene que «no he redactado el informe», lee las conclusiones y asegura que «hay alguna con la que no estoy de acuerdo». En este sentido, explica que «la capa estaba en su sitio y el plano se corrigió para representar la realidad de la galería».
Se le muestran varios plano, al ver algunos contesta con rapidez que no son suyos, al ver otro habla del buzamiento de la capa. Uno de los abogados le pregunta si había visto los planos mostrados (los que no eran de la Hullera), el testigo reconoce ante la sala que «había visto los planos por curiosidad técnica» y asegura que «me los enseñó la defensa».
José María Rivas Cid es testigo-perito de las defensas, realizó un informe tras tener acceso a todos los informes y datos que han sido incluidos en el proceso judicial. Rivas Cid trabajó en la Hullera y es ingeniero de minas, técnico superior en riesgos laborales y desarrolló su carrera profesional ligado al carbón. Ha sido el último de los testigos llamados por las defensas.
Rivas Cid asegura que «la ventilación busca facilitar condiciones adecuadas de trabajo, dentro de que se trata de un ambiente hostil, todo eso debe ser facilitado mediante la ventilación». Por otro lado, recuerda que «también debe cumplir una doble función y debe estar pautada para evitar el riesgo de explosión».
Entre el 5% y el 15% de grisú está el límite inferior y superior de explosión por grisú, explica el testigo, que recuerda que «si se rebasa ese límite es que estamos en una atmósfera explosiva, cualquier origen de una fuente de ignición puede derivar en una explosión». Y este motivo es por el que explica que se deben parar los ventiladores.
Rivas Cid explica la situación de los ventiladores, tanto del interior como del exterior, y habla de «buen caudal» en relación a la ventilación primaria del pozo. «La ventilación secundaria es soplante, se instala un ventilador fuera de la zona de explotación, se coge aire del pozo principal que está prácticamente limpio, a través de unas lonas de ventilación se proyecta en la explotación y ese aire vuelve por la propia galería hacía arriba», relata.
En relación a las preguntas del abogado de la defensa, relata que «hubo dos minutos de aporte de aire limpio al taller, cuando ya se estaba produciendo la salida intensiva de grisú», responde afirmativamente el testigo quien remarca que «el aporte del ventilador es insignificante con tal cantidad de grisú». Rivas Cid relata que los cálculos de Pedro Riesgo están confundidos.
El testigo explica que «seis metros en horizontal no es considerado fondo de saco» y recuerda que los informes también hacen referencia a 'la ventilación primaria' en relación a la colocación de los electroventiladores en la Hullera Vasco Leonesa.
Algunos testigos han explicado que la colocación en otra zona sería más correcta, pero Rivas Cid asegura que en este sentido que «no se pueden colocar ventiladores intercalados dentro de la galería», en relación a una mina de tercera categoría. También descarta que se pudieran poner «dos ventiladores en línea» ya que sería contraproducente. Rivas Cid insiste en que «para las dimensiones de la galería la ventilación era correcta».
«Independientemente de donde esté situado el ventilador se debe cortar al 1,5% de grisú, para que no explote», afirma el testigo que descarta que si el ventilador estuviera en la planta octava también debería haberse parado.
Mariano de la Torre y Rosa Ana Marcos, los médicos forenses del caso, recordaron en esta sesión que «esas personas fallecieron debido a que no había un ambiente respirable». La causa de la muerte fue anoxia oxipriva, respiraron en un ambiente de falta de oxígeno que causa daños neurológicos incompatibles con la vida.
Una situación que fue provocada por el alto contenido de grisú en el aire, que a pesar de no ser tóxico desplazó el oxigeno, haciendo el aire no respirable. Uno de los abogados pregunta por el tiempo en el que tardaron en morir los seis mineros, a lo que el forense explica que «usted parte del fallecimiento, no de la pérdida de conocimiento, que son cosas diferentes».
En este sentido, explica que «tenemos un problema con la estimación de la capacidad de reacción», ya que cuando «pedimos los análisis de metano en sangre no se hacían, y solo pudieron ofrecer una técnica cualitativa, no cuantitativa».
Por ello, Mariano de la Torre, el forense, relata que «fue una pérdida muy brusca de oxígeno. En un ambiente cerrado. Ante una falta de oxigeno la pérdida de conocimiento es necesariamente rápida y eso es muy brusco y muy violento. Lo primero que sufre es la musculatura motora, la persona no logra salir del lugar, luego pierde el conocimiento. Esa persona va a quedar en un lugar donde no hay oxigeno. La supervivencia es una mera cuestión de suerte«, relata el forense.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.