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Lunes, 20 de marzo 2017, 20:00
En la primavera de 1992, el Valle de Laciana se movilizó para que la amenaza de cierre del Pozo María no fuera el primer paso para el cese de la actividad minera de la comarca, tras la quiebra de la legendaria Minero Siderúrgica de ... Ponferrada.
Con ocho encerrados y tras varios enfrentamientos con los antidisturbios, los mineros decidieron emprender una lucha pacífica: fueron caminando a Madrid, cosechando en el casi medio millar de kilómetros que separa Villablino de la capital la adhesión y la solidaridad de todos los pueblos por los que pasaron.
Aquella iniciativa, tomada desde la desesperación, en realidad se convirtió en un movimiento social sin precedentes. Era 'La Marcha Negra', la lucha de un sector por la supervivencia y el ejemplo de la desesperación.
Paso a paso hasta Madrid
Paso a paso hasta Madrid -capital que recibió a los mineros el 25 de marzo- en un movimiento nacido desde el fondo de la mina, la misma que con no poca crueldad se había llevado la salud de no pocos mineros y la vida de otro buen número de ellos.
Luciano Leiguarda, Guillermo Murias, Adolfo Bernardo, José Manuel Bruzos, Manuel Lastra, Alfredo García, Enrique Pancorbo y José Luis Lago decidieron atar sus vidas a una galería a 400 metros de profundidad en el pozo Calderón.
Allí permanecieron 50 días, en uno de los encierros más largos del sindicalismo, en condiciones durísimas de humedad, ruido y ausencia de luz natural.
Mientras, prosiguieron las movilizaciones, con cortes de carretera y manifestaciones hasta que la semilla de la marcha a Madrid comenzó a prender entre los mineros. En principio la medida no recibió grandes apoyos, progresivamente se fue consolidando y se conformó una lista de 500 mineros que irían andando a Madrid vestidos con el atuendo de la mina: mono y casco.
Puño en alto
El 8 de marzo se iniciaba la Marcha de 500 mineros , representantes de una plantilla de 2.670 mineros.
«Los habitantes de los pueblos y las aldeas que atraviesa esta expedición de mineros aclaman su paso. Los más viejos les miran con un respeto casi sagrado, algunos en posición de firmes o con el puño en alto y los ojos llorosos. Queso y pan para los compañeros, fruta, agua y solidaridad de un pueblo unido por el carbón. Y ellos, orgullosos de sí mismos, levantan la cabeza, enderezan el bastón de palo y siguen andando», recordaba Julio Fuentes en el libro que sirvió para conmemorar el veinte aniversario.
La Marcha finaliza con una manifestación de más de 15.000 personas en Madrid, en la que se escuchan gritos como "¡Aquí están, éstos son, los que pican el carbón!", "Madrid entero está con los mineros", "Aranzadi dimisión", "Laciana se defiende luchando".
«Podías ver allí a la gente apiñada extendiendo sus manos hasta tocar las manos rocosas de los mineros, dándoles flores, exhibiendo una emoción tan caliente como helado era el viento que soplaba desde los montes de Guadarrama», , relataba también el periodista en 'La marcha negra'.
8 de marzo Villablino-Toreno con 40km - 9 de marzo
«Los estudiantes de la Universidad Complutense les dieron una bienvenida de papel picado y pancartas en los puentes. Médicos y enfermeras, jubilados y trabajadores, colegiales y apresurados ciudadanos formaron en torno a ellos un cinturón de pasión, como si estos mineros de León representaran parte de sus propias aspiraciones y frustraciones», también se puede leer en el citado libro.
'Sacar' a los compañeros
Sin embargo, en una decisión cuestionable, el ministro de industria Aranzadi decidió no recibir a los representantes de los trabajadores, al no existir una "cita previa", lo que supone un rechazo por parte de los manifestantes.
Sin embargo, la presión ejercida motiva el inicio de negociaciones que supondrán el mantenimiento del Pozo María con su plantilla, entre otras medidas. Posteriormente, la negociación de Planes de Carbón supondrá la aplicación de prejubilaciones, de reducción progresiva de la plantilla y de cierre de varios grupos, incluido el mítico Pozo María.
Pero a pesar de todo, la Marcha Negra seguirá siendo un referente de la lucha sindical española.
A su llegada a Laciana tras la marcha a Madrid, en un día de nieve y frío, los mineros se concentraron en el Pozo Calderón para "sacar" a sus compañeros encerrados y poner fin al conflicto de más de dos meses.
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