Fany Tobal, médico
Fany Tobal, médico
Su pasión por la Medicina le hizo cambiar de provincia, aunque siempre tuvo claro que no quería salir de una tierra con «mucha calidad de vida» de la que ahora es especie en peligro de extinción
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Cuando alguien echa raíces en una tierra que no es la suya lo puede hacer de forma figurada o de forma literal. Muchos establecen fuertes vínculos que les dejan una sensación de pertenencia real, pero otros, como es el caso de una salmantina que llegó en 2016, lo hacen de una forma absoluta. Acabó su formación, empezó a trabajar y conoció el amor que a principios de 2025 dará sus frutos.
Hace ocho años que Fany Tobal hizo las maletas por última vez. Era una joven ya acostumbrada a los cambios, aunque ahora la gran diferencia estaba en que pasaría de colgar las zapatillas a ponerse la bata y el fonendoscopio.
El 2016 cambió por completo la vida de esta salmantina que había dedicado su vida al atletismo, llegando a pisar la categoría absoluta -en 3.000 obstáculos y campo a través- con equipos de renombre como el FC Barcelona y el Valencia Terra i Mar. Una grave lesión le hizo dejar a un lado su pasión y centrarse en sus estudios de Medicina. Y llego el MIR, por lo que dejó todo atrás y tomó la autovía de la Ruta de la Plata para desembarcar en León como residente del Complejo Asistencial Universitario de León. Como primera opción hubiera escogido Salamanca, aunque la lista se agotó pronto; tuvo otras opciones, como Zamora o Valladolid, pero conoció el hospital leonés y se enamoró de la ciudad.
Fany siempre tuvo claro que quería «un sitio cerca» de su casa para poder ir y volver cuando quisiera. «No quería estar a cinco horas de mi familia. Aquí estoy a menos de dos y León me vino bastante bien, y me gustaba». Y ello le hizo decantarse por su actual destino.
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Tras cuatro años de formación, la facultativa salmantina optó por seguir vinculada al Área de Salud de León y ahora es toda una especie en peligro de extinción. Ejerce como médico rural de la Zona Básica de Salud de Astorga, donde ha acudido a pueblos como Valdesandinas, Villazala o Altobar para pasar consulta. Actualmente atiende en San Román de la Vega y en la propia capital maragata, aunque también ha ejercido en La Bañeza. Además, echa por tierra aquello de que en otras comunidades «hay mejores condiciones» en el sector y más aún cuando, como a ella, la tierra le sigue llamando: «En los próximos años estoy segura que voy a seguir en León».
Esta charra de 33 años no acude sola a la entrevista. La cita es la plaza de las Cortes Leonesas y una blusa floja no permite reconocer lo que hay al otro lado. Pronto se acaricia una barriga en la que se encuentra una nueva vida, la que será su más absoluta raíz con esta tierra. ¡Y vaya si León le ha dado cosas! En la ciudad conoció a su marido en medio de todo un golpe del destino. Todo empezó en una noche de fiesta en la que el padre de su futuro hijo recibió la visita de un amigo de Salamanca que tenían en común. Se los encontró en el Barrio Húmedo, junto al pub Molly Malone's, y decidieron que la resaca debía pasarse con una buena ruta en grupo por el monte Teleno. Ahí surgió todo. Se casaron el año pasado y, si todo va bien, en enero crecerá la familia. «Nos hemos comprado un piso en León y el futuro se plantea en León. Luego ya se verá, pero yo quiero seguir trabajando aquí de médico de familia, él está en el Ejército, y luego criar a nuestro hijo entre leoneses». Una nueva etapa de su vida que la obligará a intentar acercar su trabajo hacia la capital leonesa y dejar atrás sus funciones en Astorga.
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León le ha dado una familia y también muchas amistades y lugares nuevos que ha ido conociendo. «Aquí tengo a la familia que se elige», reconoce con una sonrisa. A ello suma lo a gusto que se encuentra en una ciudad «pequeña y acogedora» que le ha dado mucha calidad de vida. «Tienes el barrio Romántico y el Húmedo para el ocio con sus tapas, la playa en Asturias está a un paso y tienes la montaña con mogollón de rutas. Es una provincia muy completa».
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La calidad de vida que ofrecen las provincias de Castilla y León ha sido siempre un reclamo para sentar el futuro de Fany Tobal. Pone en valor el poco tiempo que requiere acudir al trabajo o los precios no tan altos como en otras grandes capitales. Además en León se siente como en casa y observa pocas diferencias entre ambas ciudades: «Lo principal es que aquí hay más gente de mi edad. En Salamanca hay un vacío desde que acabas la carrera hasta los 35 porque se van a trabajar fuera; eso en León no lo noto tanto». De todos modos, quiere permanecer en Castilla y León: «Me gusta esta tierra y entre Salamanca y León, en cualquiera de las dos se vive bien».
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Su día a día transcurre en Astorga, donde seguirá trabajando hasta los últimos meses de su embarazo. Y su tiempo libre lo utiliza para ocio y seguir corriendo por la Candamia y Puente Castro, aunque la barriga le ha obligado a dejarlo a un lado. Lo que no cambiará será su intención de permanecer en León y seguir disfrutando de «lo bien que se vive» en la comunidad.
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