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Con ilusión «por todo lo que viene» pero sin disimular el miedo que también siente ante el reto de presidir su segunda familia. Daniel Hernández de la Fuente asume la presidencia de Cruz Roja León y lo hace con ganas de trabajar y pisar la provincia para llegar a todos los rincones.
Técnico en emergencias sanitarias, Hernández entró en Cruz Roja en 1999. 24 años después y tras pasar por prácticamente todas las áreas de voluntariado, da el paso de tomar el relevo de María Victoria Seco con el deseo de calmar la inquietud sobre cómo se gestiona la entidad a la que lleva vinculado más de dos décadas con el primer día que atravesó las puertas de Cruz Roja León todavía presente.
Con apenas 20 años, el carnet de conducir en una mano y ganas de invertir su tiempo libre en la otra, Hernández se hizo voluntario a través de un amigo. «Llegué el primer día sin saber muy bien qué estaba haciendo y aquí estoy ahora. 24 años después he llegado aquí», sonríe desde el que ya es su despacho frente al Jardín del Cid.
Estos años conduciendo, atendiendo o coordinando el servicio de ambulancias de la entidad han legado a este voluntario, además de muchos de sus mejores amigos, experiencias vitales en los momentos más duros que como sociedad hemos atraversado en los últimos años.
La pandemia supuso todo un reto tanto organizativo como personal para los cerca de 1.700 voluntarios de Cruz Roja en la provincia. Daniel recuerda aquellos meses «muy complicados», en los que recorrieron «muchos kilómetros» repartiendo comida o medicamentos. «Pasamos miedo, teníamos incertidumbre en todas las salidas porque íbamos a casa de personas vulnerables y no sabíamos en aquel momento cómo eran las cosas, qué iba a pasar».
Y tras la pandemia, llegó la guerra de Ucrania. Cruz Roja León se volcó en la acogida de los refugiados que iban llegando a España, atendiendo a más de 200 personas y enviando al país del este voluntarios y material. «Lo prioritario era darles información sobre el país al que llegaban y que conocieran sus derechos», explican desde la entidad que sigue trabajando con familias y personas refugiadas.
Aunque lejos, la guerra también derivó en circunstancias que notamos en nuestras casas. La crisis energética y la subida de precios que no ha tenido piedad con las personas vulnerables ha supuesto otro reto para la entidad que se centra, en una provincia fría como León, en que «nadie pase frío en sus casas y poner la calefacción no sea un problema».
Con esta situación llega Hernández a la presidencia de una entidad que, además de centrarse en llegar a todos los puntos de una provincia extensa y envejecida como es León, quiere seguir trabajando en red con el tejido empresarial. «Queremos hablar con las empresas de León, crear un espacio de colaboración en el que ellas nos ayuden y nosotros a ellas con beneficios mutuos».
Todavía abrumado por el cargo que ostentará los próximo cuatro años y con muchas expectativas por cumplir, Daniel Hernández se muestra humilde y no olvida sus orígenes dentro de una «familia numerosa» compuesta por 1.700 voluntarios, 15 asambleas comarcales, 90 trabajadores y más de 15.000 socios junto a empresas colaboradoras.
Y es que Daniel Hernández se define como «un voluntario más de la casa, que es lo que soy y que seré siempre, que no ha hecho nada más que dar un pequeño salto».
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