Gema Villarroel, nueva líder orgánica de Ciudadanos en Castilla y León.

Villarroel, el premio a la fidelidad

La leonesa, que en 2015 llegaba a la política sin experiencia y sin 'mochilas', se convierte en la nueva líder orgánica de la formación naranja en Castilla y León | «Vengo para cambiar las cosas», aseguró el primer día tras cruzar la puerta de la política

J. Calvo

León

Martes, 29 de septiembre 2020, 09:00

Era 2015 y Gemma Villarroel (León, 1980) cruzaba la puerta de la política con una inocencia descomunal. Sin experiencia previa, sin 'padrinos' que avalasen su presencia en el 'salón de invitados', con más voluntad que argumentos, la joven técnico superior en Desarrollo Sistemas ... Informáticos daba un paso que con el tiempo resultaría clave en su vida: ella era de Ciudadanos.

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«Vengo para cambiar las cosas», decía. Cinco palabras que le sirvieron de carta de presentación en la antesala de la cita electoral. Y a ella sumó un latiguillo que aún hoy recuerda de tarde en tarde. «No somos como los demás», sentenciaba.

Más de 8.000 votos, con el empuje de una fuerza nacional creciente, le dieron los cuatro primeros concejales en el Ayuntamiento de León, donde Villarroel ha establecido su 'cuartel general'.

La vida online

Allí buscó alterar el orden natural de las cosas. Buscó abrir las puertas del ayuntamiento y apostó por las consultas online o las propuestas a pie de calle. De ahí salieron iniciativas como pedir una playa en el río Torío y una pista de patinaje en la vieja estación de tren. Ninguna de ellas se hizo realidad.

Mientras, su aspecto monacal, por momentos, su ausencia en cualquier línea de conflicto interno en un partido como Ciudadanos, siempre orientado hacia el líder nacional, su predisposición al consenso y su fidelidad a la cadena de mando le hacían ganar peso en la formación naranja.

Supo aplicar el bisturí cuando la Enredadera se subía por los zapatos de algunos de sus afiliados y representantes públicos. Y todo, aseguraba, porque su partido usaba la guillotina cuando debía: «Ciudadanos es el único partido que puede hacer una labor de oposición. No tiene mochilas, no debe favores, y no tiene redes clientelares«.

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En su segunda cita con las urnas a Villarroel le volvieron a cuadrar los números. No fue un éxito, reconocía, pero entonces (2019) la corriente favorable a Ciudadanos ya dejaba ver algunos remolinos. Retuvo concejales, apenas mejoró el voto y mantuvo la Diputación, la misma institución que su partido quería hacer desaparecer y donde hoy ocupa un sillón y en la que está el grueso de su 'nómina'.

Alejada de las intrigas palaciegas

En el partido no hubo cambios. Gemma nunca está en contra del que manda. De ahí que el cambio de Albert Ribera a Inés Arrimadas solo supuso variar el orden en la agenda del móvil. Jamás ha participado en las intrigas palaciegas y eso la ha llevado a que hoy su nombre se escriba por encima del de Francisco Igea, con el que jamás empatizó. Ella es, por derecho propio, la nueva líder orgánica del partido en Castilla y León.

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Llega en el peor momento, con la línea de flotación de su formación política muy tocada y con la brújula dando vueltas como un tiovivo. Y es en estos casos cuando de nuevo recuerda las cinco palabras que pronunció al llegar a la política: «Vengo para cambiar las cosas». Y así será, si Arrimadas no dicta lo contrario.

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