Viento en popa a toda vela para pasar un verano en paz en León

Con las manos en el timón de su barco pirata, Sara se convierte en la capitana que, como el velero bergantín de Espronceda, no corta el mar, sino vuela, hacia la provincia de León. Un ruta ya conocida para la pequeña Sara que a sus diez años repite por segundo verano consecutivo el viaje para pasar sus vacaciones de verano en paz.

Sara es una de las personas que viven en los campamentos de refugiados en Tinduf, Argelia, hogar del pueblo saharaui tras su expulsión del Sáhara Occidental hace más de 40 años. Gracias a la Asociación Saharaui para el Desarrollo, cada verano y a través del programa 'Vacaciones en paz' un nutrido grupo de menores puede dejar atrás durante unos meses el sofocante calor del desierto para refugiarse en el frescor de la provincia de León.

Y lo hacen gracias a personas como Patricia Blanco, secretaria de la asociación Asped en León y familia de acogida de Sara. Fue el pasado año cuando se animó a dar el paso de involucrarse con un programa que ya conocía y que le permitió encontrarse con Sara que es una más de su familia.

Ella y otros 27 menores disfrutarán de sus vacaciones en León hasta principios de septiembre, y tienen claro lo que hacer. «Sobre todo le gusta el río y la piscina», explica Patricia, palabras a las que asiente Sara, que reconoce en un español que va perfeccionando que le gusta «mucho». Quiere huir del calor, y encuentra en León ese oasis fresco que tanto extraña en Argelia.

Con sus amigas Martina, Jimena o Claudia, Sara juega al piedra papel o tijera, a sumergirse en el agua de la piscina o a descubrir un paisaje totalmente diferente al que está acostumbrada lleno de verde. Porque, sin duda, lo que más le gusta a Sara son las flores. «Son muy guapas», dice, mientras Patricia sonríe al pensar en todas las flores que recoge y con las que llena la casa.

«Son superbuenines, ella es muy buena y todo es mágico», dice Patricia mirando a Sara y recordando el primer verano que pasaron juntas en la que todo sorprendía a la pequeña, desde las escaleras mecánicas de los centros comerciales hasta el agua corriendo por el río.

Con todo un verano por delante para disfrutar de las bondades de León, la asociación espera seguir creciendo y que cada vez más familias se animen a acoger durante unos meses a estos menores para que disfruten de sus vacaciones en paz.

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