La vida en una orquesta leonesa: «Empezamos tocando en remolques y ahora esto es un transformer»

Un show con meses de ensayo a base de prueba y error para cumplir los sueños y amenizar las noches de verano de niños y mayores. El día a día de una orquesta de pueblo, actualmente convertidas en auténticas «macrodiscos» es «sacrificado pero bonito» como explica la dueña de la orquesta Clan Zero, sin dudar que los complicados horarios «merecen la pena».

El termómetro marca 37 grados centígrados a las 18:00 de la tarde de un caluroso viernes de julio. Bajo el sol de una plaza de un pueblo leonés los cuatro montadores de la orquesta Clan Zero tienen por delante más de cinco horas de trabajo para que, en torno a las 23:00 horas, el show pueda comenzar.

Altavoces, plataformas, cableado, barras… son muchos los elementos que conforman una orquesta y que pasan de estar plegados en la caja de un camión a convertirse en un escenario de grandes dimensiones tras un proceso de horas de montaje que parece imposible.

Ana Reyero, dueña y cantante de la orquesta Clan Zero, recuerda una frase que le decía su padre, también músico, sobre la evolución de la profesión «empezamos tocando en remolques de tractor y hemos vuelto a remolques, pero de lujo». Considera que la esencia no ha cambiado «porque no dejan de ser remolques», pero que la evolución «ha sido tremenda, esto ahora es un transformer en toda regla».

El día a día de los integrantes de un grupo consiste como dice Ana entre risas en «buscar horas para dormir y si queda tiempo comes». La cantante hace hincapié en la importancia de descansar la garganta para mantenerla bien «con tantas actuaciones» y en que lo «más divertido» son las horas de actuación.

Sergio, uno de los músicos, explica que cada día es diferente y depende también «de donde toque actuar», ya que el grupo se mueve por toda la comunidad, Madrid, Asturias, Cantabria «y hasta tenemos alguna actuación en Cáceres», remarca.

La temporada comienza a partir del mes de abril y dura hasta octubre, siendo los meses de verano «los más intensos». Posteriormente, suelen tener «un par de meses de descanso» y a partir de enero comienzan de nuevo con los ensayos y la preparación de las actuaciones hasta la llegada de la primavera.

En ocasiones, además de trabajar en la orquesta, alguno de los integrantes cuentan en los meses de menor actividad con otros empleos que «suelen estar relacionados», como puede ser «profesores de baile o canto, «cada uno se busca sus cosas», explica Sergio.

Diego Viejo, uno de los montadores de la orquesta, hace hincapié en los problemas logísticos que suelen ocurrir «casi todos los días» , sobre todo con coches mal estacionados que no permiten el paso del camión o lugares con demasiado barro que complican el montaje.

El tiempo de montar ronda las 5 horas, algo más al principio de la temporada y menos al final, explica Diego Corral, quien agradece la inversión en domótica realizada hace pocos años para poder facilitar el proceso «estos aparatos nos quitan muchísimo trabajo».

Con el escenario a punto solo queda pasar por vestuario y peluquería para que el show pueda empezar a brillar y amenizar la noche de todos los leoneses, que ya están agrupados en la plaza con los ojos puestos en los enormes focos y las ganas e ilusión en el corazón.

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