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Javier Mendoza hace la compra en una zona con productos para celiacos.
La vida sin gluten: mitad de cantidad, doble de precio
Día de la Enfermedad Celíaca

La vida sin gluten: mitad de cantidad, doble de precio

Acompañamos a un joven leonés celiaco a realizar la compra en un supermercado: «El precio sube, pero lo que marca la diferencia es la cantidad de producto»

Jueves, 16 de mayo 2024, 08:13

Todos tenemos una rutina al entrar en el supermercado. Hay quien primero recorre las estanterías de las legumbres, quien prefiere seguir por los productos dulces o quienes dejan la fruta para el último momento. En el caso de Javier Mendoza, su recorrido le lleva directamente a la zona donde, en letras grandes, se puede leer 'Celiacos'.

Con apenas un año de vida y tras pasar un tiempo en el hospital sin dar con el motivo de su rechazo continuo a los alimentos, llegaba el diagnóstico: Javi era celiaco y su cuerpo no toleraba el gluten. Comenzaba así para su familia una nueva rutina. En casa los productos con trigo, cebada, centeno o avena pasaban a compartir espacio con los que en su envase avisaban con una etiqueta de 'sin gluten' que Javi podía consumirlos.

Natural de La Magdalena, donde sus padres tienen un supermercado «muy adaptado para los celiacos, obviamente», a sus 28 años reside en León capital. Por el Día de la Enfermedad Celíaca le acompañamos a uno de esos viajes al súper, donde cada vez es más habitual encontrar productos aptos para su enfermedad, pero con importantes diferencias respecto a lo habitual.

Lo primero que llama la atención es una zona donde se encuentran los principales productos vetados para los intolerantes al gluten adaptados a los mismos. Paquetes de galletas, harina, pan de molde, pasta, tortitas o quinoa, todo sin gluten, esperan en las repisas a clientes como Javi. Vive con su novia, y muchos de estos productos los tienen que comprar por partida doble: con gluten para ella, sin gluten para él.

Además del precio, bastante más caro en los productos para celiacos que en el resto, el principal escollo es el tamaño y la cantidad. «El precio sube, pero lo que marca la diferencia es la cantidad», explica Javi, sosteniendo en sus manos un paquete de galletas, «mucho más pequeño que el que sí lleva gluten, y cuesta el doble».

Vivir con esta enfermedad celíaca, en su caso heredada por un gen presente en su padre, es cuestión de «ir adaptándose». «Por ejemplo, en productos como la pizza compro los ingredientes y la hago en casa; o las empanadas y los postres los compro en obradores especializados que cada vez hacen más productos aptos para celiacos», cuenta.

Uno de los mayores retos llega a la hora de ir a restaurantes o salir de tapas, por el riesgo que supone la contaminación cruzada. En estos establecimientos lo principal es avisar de que eres una persona celiaca por si tienen opciones concretas porque «cada vez hay más» y, en caso de duda, evitar consumir.

Reivindicaciones de la Asociación Celíaca

El 16 de mayo es el Día de la Enfermedad Celíaca, una jornada que busca visibilizar y dar apoyo a las personas con esta intolerancia que afecta al uno por ciento de la población española con el objetivo de normalizar la vida del colectivo. La Asociación Celíaca de Castilla y León vuelve a alzar la voz esta jornada para exigir que se cumplan las principales reivindicaciones del colectivo, como la necesidad de cumplir con el protocolo de diagnóstico precoz, la creación de estrategias para abordar el seguimiento de la enfermedad o la consideración de los alimentos básicos específicos sin gluten como prestación del sistema nacional de salud.

Según apuntan en un comunicado difundido por Ical, en los últimos 20 años se ha incrementado considerablemente el número de diagnósticos de enfermedad celíaca, sin embargo, aún hay más de un 85 por ciento de la población celíaca sin diagnosticar, lo que repercute de forma muy negativa en la salud de estos pacientes, tanto a nivel físico como emocional. Además, teniendo en cuenta otras patologías asociadas, cerca de un ocho por ciento de la población, por motivos de salud, debe seguir una dieta sin gluten, como es el caso de las personas sensibles al gluten no celíacas y aquellos que padecen intolerancia o alergia al trigo.

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