«Es una vergüenza», dice la familia de Sheila Barrero

El ministerio público considera que las diligencias practicadas para intentar esclarecer los hechos no permiten realizar una acusación formal contra su exnovio, única persona que estaba siendo investigada por el crimen.

Aunque la causa por el asesinato de la joven de 22 años ya había quedado en suspenso, se reabrió cuando se vio la posibilidad de aplicar nuevos avances tecnológicos a la investigación. Sin embargo, la Fiscalía entiende que ninguno de los nuevos trabajos permite determinar la autoría del crimen.

Según recoge el informe remitido al Juzgado de Instrucción número 1 de Cangas del Narcea, los restos de ADN encontrados en el cuerpo de la víctima no corresponden al investigado, de quien tampoco había huellas en el interior del coche donde apareció el cadáver. Tampoco se hallaron restos de sangre de la víctima en ninguna de las prendas de su exnovio que fueron enviadas al Instituto Nacional de Toxicología para su análisis con nuevos métodos.

El informe añade que no se puede determinar que los residuos de disparo que había en un casquillo encontrado en el coche y los hallados en una mano del investigado, aficionado a la caza, pertenezcan a un mismo cartucho. Y tampoco se ha podido acreditar que el único sospechoso hubiera estado fuera de su domicilio cuando ocurrieron los hechos. Como conclusión, indica que no hay indicios suficientes que permitan situar inequívocamente al investigado en el interior del vehículo en el momento del crimen.

«Es una vergüenza, estoy indignada», reaccionó ayer la madre de Sheila Barrero, Julia Fernández, para quien «la Fiscalía no quiere trabajar en esclarecer el asesinato». En su opinión, las pruebas realizadas en torno a este crimen «son concluyentes: los laboratorios dicen lo que dicen, la Guardia Civil aporta las pruebas y las investigaciones y llegan al mismo sitio». Añadió que «hay mucha gente que sí está en prisión por residuos de disparo».