Las cosas de palacio van despacio y las de las casas en ruinas también. Es el caso del número 9 de la calle Herreros que a su desastrosa situación suma la de estar en venta. Hace más de dos semanas que un desprendimiento en la parte baja de su fachada ha provocado un corte que impide el paso del tráfico rodado aunque no el de viandantes, que sortean el vallado desde hace días. Menos difícil será sortear un futuro incierto pero lleno de trámites y vericuetos administrativos.
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La complicada situación burocrática debería afrontarla el propietario, el mismo que tiene esa propiedad en venta y que describe así con un texto que se repite en el anuncio de la inmobiliaria y los dos portales digitales que lo comparten: «Edificio para demoler». Con este conocimiento de la construcción que poseé y el estado actual en el que se encuentra todo parece indicar que él debería ponerse en contacto con la Dirección General de Patrimonio Cultural a través de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León. En estos momentos, la representación provincial del organismo autonómico confirma que no hay ninguna petición del propietario solicitando esa demolición.
Vecinos de la zona creen que se ha intentado contactar con el propietario para agilizar el proceso ya que ante la inacción del propietario es al Ayuntamiento el que, de caractar urgente y tras valorar si la situación entraña riesgos, puede hacer una ejecución subsidiaria tras enviar el informe correspondiente a Patrimonio. Un procedimiento mucho más lento ya que trata de un propiedad privada, en el casco histórico de León y en pleno Camino de Santiago. Desde el consistorio se trabaja en el asunto pero no hay novedades, lo que corrobora la Delegación Territorial de la Junta que tampoco ha recibido petición alguna del Ayuntamiento.
Ante otro hipotético desprendimiento, derrumbe o colapso que afecte a viviendas colindantes o propiedades de terceros y, lo que es peor, a la integridad de personas o animales surge una duda más. Con varias administraciones envueltas en trámites y procesos ante un dueño pasivo y esquivo hay hasta tres partes implicadas a las que uno no sabría si reclamar o no. Pero aquí la ley aquí es muy clara: el culpable siempre será el propietario del edificio.
Como también nos aclaran los técnicos de Patrimonio de la Junta, remitiéndonos al Código Civil, en el caso de que se venda la propiedad y ésta cambie de manos, el nuevo dueño se hará cargo de todas las obligaciones que hasta la fecha de la venta estuvieran en el anterior.
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Aunque la respuesta de muchos al ver el estado del inmueble es un escueto «pues que lo tiren», está comprobado que la localización, situación y condición del edificio de la calle Herreros número nueve de León puede dar para un largo, trabado y difícil proceso burocrático.
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