Vecinos de Villaturiel: «Llevamos meses avisando de que esto iba a pasar»

Momentos de dolor y desesperanza para los vecinos de la localidad de Villaturiel que, la mañana del pasado domingo 7 de julio, vieron como la torre de la iglesia del centro del pueblo se venía abajo.

Minutos antes de este momento uno de los vecinos del pueblo, encargado de dar cuerda al reloj, estuvo rondando la zona y envió un mensaje por el grupo de whatsapp. «Sabía que esto iba a pasar, desde el Domingo de Ramos los desprendimientos empezaban a ser notables», confiesa Benito Francisco Manga. Encargado por decisión propia del cuidado de la iglesia y sus alrededores, Manga pasó los días previos al derrumbe arreglando el césped, regando y sellando la zona.

Una labor que hacía por decisión propia y un derrumbe por el que ahora se siente consternado. «Le dije a los vecinos diez minutos antes del derrumbe que esto no iba a pasar de hoy, que hicieran las fotos que quisieran para despedirse», denuncia devastado.

Con gran dolor y rabia, Manga asegura llevar meses intentando acelerar un proceso al cual la única solución era la espera.

Tasia Redondo se encontraba arreglándose para, como cada domingo, acudir a la misa en la ermita, debido a que la Iglesia llevaba meses cerrada al público por riesgo de derrumbe. Con «mucha pena» y «tristeza», la vecina de la localidad ha denunciado que los vecinos llevan tiempo anunciando la caída.

«Ayer en el bar ya comenté que la torre se iba a caer», indica. Con una visión «pésima» de la situación y con el sentimiento de «impotencia» ante la falta de soluciones la vecina confiesa haber visto los cimientos «en el suelo» horas antes de su caída. «Siento pena porque he nacido aquí y llevo toda mi vida viendo esta torre, no hay palabras», añade.

Con miedo a que sus nietos nunca más vean uno de los símbolos de referencia del pueblo, Redondo denuncia dejadez por parte de la Iglesia.

«Nos sentimos abandonados, no nos han ayudado, se dijo hace mucho tiempo y solo se ha esperado», indica Victoria Orduña, presidenta de la Junta Vecinal de Villaturiel.

Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, la presidenta ha querido denunciar una situación que «en ningún momento nos han escuchado».

Sin ser de la localidad ha declarado sentirse parte de ella. «Llevo pocos meses al cargo pero esto me ha tocado a mí» añade. La problemática lleva desde abril siendo muy relevante. Con las llamadas «promesa» para intentar gestionarlo todo, la administración no puso «ningún medio» para solventarlo.

Un protocolo en el que «dar ayuda» no era una de las cláusulas. «Era la Torre de mi pueblo la que represento, necesitaba un poco más de ayuda y no os la han dado», indica.

Alberto Llamazares es otro de los vecinos de la localidad que, emocionado y sin apenas palabra al observar lo sucedido, se encontraba en la huerta regando sus cultivos cuando uno de los vecinos del lugar le comunicó lo sucedido. «Era algo que tarde o temprano bbva a saber», confieso. «Es una pena porque llevo toda la vida viéndola ahí y ahora hasta las campanas están debajo de los escombros, explica.

Pena, rabia e indignación entre los sentimientos que más se repiten entre los vecinos. Desde la caída del muro fueron varios los curiosos que se acercaban al lugar, no solo del mismo pueblo, sino también turistas que pasaban por allí.

Secándose las lágrimas, Humildad Santa Marta, solo pide «ayuda» para volver a poner en pie el punto de referencia del pueblo.

Con mucho tiempo de aviso, un traslado y una visión pesimista del futuro en cuanto a la restauración de la torre, Fernándo Martínez, denuncia que llevan meses avisando de la caída de gran parte de la fachada que poco a poco se iban desprendiendo. «A ver qué pasa con esto, quién lo arregla y cómo lo hace», indica.

Una situación que llevará un largo proceso y por el que los vecinos se encuentran «devastados».

• Temas
• La España Vaciada