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Lunes por la mañana. Sales de tu bloque para ir al gimnasio y te encuentras con cuarenta metros cuadrados de acera inundados por el verde: troncos, ramas y hojas de la morera que se vino abajo el pasado sábado.
Así han despertado los vecinos ... de la calle Bernesga, ya que hasta este martes 7 de noviembre el Ayuntamiento no tiene previsto intervenir para retirar los restos del segundo árbol caído en menos de una semana. «Es vergonzoso que esto siga aquí, además tenían que haber cortado el árbol antes», denuncia la joven Sara Cabellos, que asegura que la raíz estaba en mal estado desde hacía tiempo. «También hay que ver qué pasa con los que quedan porque alguno se zarandea demasiado con el viento», sentencia.
Justo en frente del portal de Sara, Nadia San Juan Martínez tiene su peluquería, desde donde vio en directo la caída. «Me estaba poniendo el abrigo para ir a avisar a la del bar de que su sombrilla corría peligro cuando se desplomó», explica Nadia, que recuerda el susto que se llevó al pensar que podía haber alguien debajo. Por suerte no hubo daños personales, aunque tres coches se vieron afectados.
«Ahora intento no aparcar aquí, porque el árbol que tengo en frente se mueve mucho y si hace mucho aire se acabará cayendo», augura la peluquera, que también se muestra «preocupada» por la inclinación de la última morera que hay la acera en dirección al río.
En la calle Bernesga y el barrio de Pinilla en general hay una parte considerable de la población de tercera edad. Cristina Moral y Adriana Fernández pertenecen a este grupo.
Mientras toman café, comentan la incredulidad de los hechos. «Son árboles relativamente nuevos, que deberían aguantar las rachas de viento de estos temporales», aclara Adriana a Cristina, quien sintió todo desde casa. «Llevaba un buen rato nerviosa, escuchando el viento desde la cocina, y al poco sonó un golpe terrible. Fui a la terraza para ver qué había pasado y me encontré con el árbol caído», relata. Ambas declaran ir «con miedo» por la calle tras lo acontecido.
Durante el tiempo que este redactor ha estado hablando con los vecinos de la zona, son muchos los mayores que se han parado a ver los restos que quedan y que tienen que bordear para acceder a sus viviendas.
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