Sabe cual es el final pero no por ello hace un drama, todo lo contrario, es un canto a la vida. Urbano González le diagnosticaron el año pasado ELA, desde entonces ha aprendido a convivir con esta enfermedad. Desconocida para él hasta que se la encontró de frente, ahora se encarga de dar visibilidad y concienciar a la sociedad de la importancia de dotar de recursos a los pacientes y a sus familiares.
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En su nueva casa, un pequeño chalet que ha tenido que adaptar a su nueva vida nos recibe. Desde una silla motorizada nos dirijamos a un pequeños jardín que tiene. Se acaba de levantar de la siesta para atendernos, luego irá a la presentación de un libro.
Sigue haciendo la misma rutina que antes aunque su cuerpo le pide más descanso y nuevas ocupaciones. «Ahora tengo que completar mi tiempo con cuidados de fisioterapia, logopeda o terapia ocupacional, además de tener contacto con otras personas de la ELA pero sigo al día con las colmenas y como ciudadano», apunta Urbano.
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El arrojo y la valentía siempre han estado ligadas al carácter de este leonés. Ese espíritu luchador siempre lo ha tenido ha estado presente en su etapa de jugador de baloncesto, de apicultor, bombero hasta llegar a su situación actual. «Todo lo que he hecho me ha enriquecido. El espíritu de lucha es innato, ya lo era como jugar, fui reivindicativo en la parte de apicultura y ahora desde el punto de vista de justicia es necesario que los políticos den un paso adelante, sean valiente y sean capaces entre todos de hacer algo a favor por los pacientes de ELA», asegura.
Una reivindicación que aun es más fuerte después del «palo» sufrido tras conocer que la Junta de Castilla y León rechazó dar una ayuda de mil euros a los pacientes de esta enfermedad.
Una complicada situación a la que este leonés le saca una sonrisa. «Los más importante es aceptar la enfermedad y ser felices con lo que hay porque sino es muy difícil luchar por los demás cuando tu nos estás en paz. Yo, gracias a mi familia, he conseguido estar en paz con una enfermedad tan cruel como el ELA y eso me permite tener una entrevista o ir a una presentación», explica.
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Disfrutar de las pequeñas cosas cobran más sentido con su presencia, sus palabras hacen que les des un giro a los problemas. «Lo más importante que debemos dejar los enfermos de ELA a la sociedad son las prioridades que tienes que adoptar cuando no tienes esta enfermedad, es decir, no dejas para mañana lo que quieres hacer hoy porque igual mañana ya no puedes. Las prioridades en la vida no son las cosas que tenemos habitualmente en la cabeza son otras que las tenemos en la recamara y hay que ponerlas al principio para que se disfrute de la vida como tiene que disfrutarse», detalla.
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