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Tras la tempestad generada por las disputas internas en su dirección, la calma parece haberse instalado en la Unidad del Dolor de León, al menos en las altas esferas.
El funcionamiento de este servicio en el Caule se ha reestablecido y el número de consultas ... ha ido creciendo año a año, lo que como consecuencia trae un aumento de la lista de espera.
Desde el año 2017, las atenciones han pasado de 2.583 a 4.191, lo que supone un aumento del 38% en apenas dos años. Los nuevos pacientes registrados en este 2019 son 212 más que los que se atendieron en 2017, y las consultas sucesivas son casi el doble.
En el presente ejercicio, la Unidad del Dolor ha atendido 30 procedimientos realizados en quirófano con hospitalización, una de las novedades que el Hospital de León ha incorporado este año, ya que anteriormente todas se realizaban sin necesidad de ingresar al paciente.
En cuanto a la cirugía mayor ambulatoria (CMA) se han ejecutado 54 servicios; mientras que en Sala Intervencionista la cifra se eleva a 1.068.
Para atender a todos estos pacientes, el Centro Asistencial destina en materia de recursos humanos a cuatro licenciados especialistas -vía MIR), de los cuales dos se encuentran a tiempo parcial y otros dos a media jornada -y que dedican el 50% de su tiempo al tratamiento del dolor-; también hay dos enfermeras con capacitación en dolor, a tiempo completo; y un técnico de cuidados de auxiliar de enfermería.
La Unidad del Dolor ofrece en León 50 técnicas y los procedimientos más realizados son mediante radiofrecuencia, con 175 intervenciones anuales.
A ello se suman otros servicios como las estimulación eléctrica transcutánea, neuroestimuladores implantados, filtraciones, bloqueos nerviosos, epiduroscopias o epidurolisis.
Desde la Asociación Activos y Felices, a la que pertenecen muchos de los usuarios de la Unidad del Dolor de León, lamentan que este servicio no lleve implícita a la unidad de Psiquiatría. «El dolor es algo que ataca a lo anímico», señalan.
El colectivo apunta a este lugar como un sitio donde mandan a los pacientes que «han atiborrado a medicamentos, que ya hemos pasado por todas las unidades, y no saben qué hacer para quitarte el dolor. Es como un saco donde vamos a parar todos».
En el lado positivo de la gestión de la Unidad del Dolor, los pacientes apuntan a la calidad humana y técnica de los médicos que allí trabajan «que son todos excelentes», a pesar de «la falta de medios y recursos». «La lista de espera es de seis meses para la primera cita, te dan cita para mayo de 2020 en la Unidad del Dolor. El dolor es tan bestia que pasa por tu cabeza de todo, ¿y tienes que esperar seis meses?».
Para las crisis muy urgentes, la espera se extiende hasta los tres meses, mientras que para las menos graves son de seis meses «y se limitan a infiltrarte», por lo que se exige alguien que pueda atenderles en momentos de crisis.
Activos y Felices reclama una mejor infraestructuras, de recursos y de rendimientos y que se valore a la Unidad del Dolor como una unidad especial para pacientes en situación extrema. «Es muy importante que trabajen en equipo Psiquiatría y Unidad del Dolor, ahora nos hacen ver que no trabajan juntos», denuncian.
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