Tryp León: un hotel de guardia

No hay servicio de comedor, ni atención en cafetería, tampoco se ven reuniones en sus salones y menos en los pasillos, incluso la música de ambiente no parece ser la habitual.

El único hotel 'de guardia' en la ciudad de León, el Hotel Tryp, en Eras de Renueva, mantiene sus puertas abiertas como si fuera una bandera que no quiere rendirse.

Un convenio con una gran empresa de servicios previo a la declaración del 'estado de alarma' convirtió este establecimiento hotelero en un 'frente de resistencia' frente a la pandemia del coronavirus y su plaga de cierres en el sector servicios.

Alfonso Lara, su director, recuerda ahora que ese convenio obligaba al establecimiento a no cerrar sus puertas como lo ha hecho todo el sector. «Los hoteles, todos los hoteles, tenemos una vocación de servicio y de atención a nuestros clientes. Nosotros no podíamos dejar a nadie en la calle y por eso se mantuvo abierto», recuerda ahora.

Ese primer paso sirvió para que más tarde el Tryp formara parte de los centros que debían dar servicio por necesidades estratégicas al igual que otros dos más en la capital, aunque el propio sector decidió que todo se concentrara en un único establecimiento para evitar castigar con pérdidas al conjunto de empresarios.

Así que sin perder la sonrisa y con una plantilla reducida por las circunstancias el Tryp recibe a sus clientes intentando poner un punto de normalidad en una situación excepcional. «Las circunstancias son las que son y, una vez garantizada la seguridad de nuestros empleados, lo que hacemos es ofrecer servicios al cliente con calidad pero limitados por los propios servicios mínimos», se advierte.

Con 127 habitaciones listas para atender a quien lo precise lo cierto es que hoy apenas se ocupan «15 de ellas». Pero ese pequeño volumen conlleva grandes medidas de prevención, «desde la desinfección de todas zonas o las propias habitaciones a cuestiones tan poco habituales como que el cliente no puede ni comer ni cenar en los espacios públicos».

Cualquier movimiento en el interior del hotel está sujeto a una «necesaria aplicación de los protocolos establecidos. El cliente por ejemplo puede comer o cenar, pero el hotel debe requerir la comida a una empresa de servicios y el cliente no puede comer o cenar nada más que en su habitación. Nunca puede haber un contacto directo».

Ese protocolo es especialmente rígido en la «limpieza de las habitaciones y zonas comunes» y siempre teniendo presente que no puede haber un trato tan personal como venía siendo habitual.

Alfonso Lara insiste en que el Tryp tiene una vocación de servicio que se hace visible «incluso en circunstancias tan difíciles». Un esfuerzo que se ve recompensado, advierte, por el reconocimiento de los propios clientes.