Trobajo, una pedanía dividida: «Estamos olvidados y cada vez va a peor»

La llegada de la línea de alta velocidad, que dividió al pueblo en dos, lleva generando estragos en el municipio durante años. Una situación a la que «no se acostumbran» y que parece «empeorar con el tiempo».

Tras el último anuncio del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el pasado 5 de agosto de 2023 los vecinos 'explotaron' ante la situación. En este se informaba de la expropiación forzosa de bienes afectados por la ejecución de las obras definidas en el proyecto de referencia para la construcción de un paso superior en Trobajo del Cerecedo y los refuerzos en las pilas de varias estructuras de la línea alta que afectaba al tramo de Valladolid-Palencia-León.

Con la premisa de ser terrenos «estrictamente necesarios» para la realización y ejecución correcta de las obras contempladas en el proyecto ferroviario los vecinos fueron sorprendidos de nuevo por una obra más que «no tenía en cuenta» a la población y sus posibles prejuicios.

María Luz Perandones vive en uno de los edificios cercanos al puente que tienen los vehículos para atravesar las vías. Su «peor pesadilla» son las nuevas obras que quieren elevar el puente por «medidas de seguridad» ya que no se cumplen las normativas actuales para vías de alta velocidad. «Si elevan el puente nos van a dejar la carretera a la altura del primer piso», denuncia. Una situación a la que asegura tener «mucho miedo» ya que no solo importa el ruido que muchos vecinos no pueden evitar sino también la posibilidad de que un coche pueda perder el control e impactar contra las viviendas del vecindario.

Según el documento publicado en el Boletín Oficial del Estado, estos terrenos necesarios para ampliar la obra requieren, según el plano catastral, de una expropiación debido a que el terraplén actual se encuentra sobre terrenos de dominio privado y para regularizar esta obra, es necesaria su adquisición.

«Todo empeora con el paso del tiempo», asegura Milagros Perandones. En un primer momento las vías, luego los muros que cubrían las vías y que evitan de forma total la visibilidad al otro lado y por último, la frecuencia con la que el autobús sale. «Antes mucha gente cogía el autobús cada media hora para venir al otro lado y poder ir a la Casa de la Cultura o a comercios cercanos», indica.

Una situación que se ha vuelto «imposible» para muchos vecinos debido a los nuevos horarios de frecuencia en los autobuses que pasan cada hora. «Están generando que no podamos envejecer aquí», denuncia la vecina de la localidad.

El paso que atraviesa las vías es todo un «infierno» para los vecinos. Una «trampa» en invierno que con las heladas genera que pocos se atrevan a cruzarlo. «Cada vez ves que más gente se niega a ir al otro lado del pueblo porque a no ser que seas joven todo se complica», añade. Sin soluciones y con medio túnel soterrado, algo «imposible» de terminar debido a su coste para la propiedad de la parcela, los vecinos lamentan que esta pedanía acabe volviéndose un lugar más abandonado por políticas que «nada hacen» por cuidar a sus vecinos.