Imagínense plasmar los monumentos más simbólicos de nuestra tierra a escala 1:300 y en plata de ley. Este era el sueño de Santiago Rivas, joyero astorgano que con esfuerzo, dedicación, pasión e infinito tesón ha conseguido replicar la Catedral, la Casa Botines y ... el Palacio Episcopal de Astorga precisamente así, utilizando más de 11 kilos de plata y grabando a mano cada ladrillo, cada pináculo y cada arbotante.
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Un trabajo de más de tres años con cada una de estas figuras que responde a un simple porqué. «Lo hago por afición, porque me gusta este trabajo y cuando tengo tiempo y ocasión intento buscar una creación nueva, un monumento que tenga que ver con nosotros, con León». La inspiración la encuentra así, estudiando planos, visitando lugares como el Monasterio de San Miguel de Escalada, haciendo fotos para tomar como referencia y consultando libros sobre la historia y la arquitectura de la provincia.
Rivas cuenta que, de sus tres grandes creaciones, primero llegó el Palacio Episcopal en 1992, al que siguió el proyecto de recrear la Catedral con la crisis de 2008 y por último, la Casa Botines de Gaudí que terminó hace cuatro años. Y es que son precisamente estos momentos de crisis los que Rivas aprovecha para poner en marcha sus proyectos más personales y ambiciosos, como sus últimas creaciones durante esta pandemia que ya ocupan una estantería completa de su estudio.
Figuras barrocas y góticas llenas de detalles colman el pequeño espacio en el que este orfebre dedica horas y horas a la creación de un trabajo «muy original y fuera de lo que se hace comúnmente en joyería». «El confinamiento me ha servido para hacer muchos de estos trabajos», apunta, mientras explica que, en este periodo, cada quince días terminaba una pieza.
De todas sus creaciones, algunas guardan un hueco especial en su corazón. «Me quedo con las grandes piezas que he hecho porque me han dado un trabajo tremendo y es una gran satisfacción ternerlas».
Estas grandes piezas, que antes de la pandemia estaban expuestas en Botines, no bajarían de los 40.000 euros cada una en caso de que apareciera un comprador, aunque Rivas asegura que le daría «muchísima pena venderlas porque me gustan mucho y he dedicado a cada una de ellas tres años».
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Por ahora, estas réplicas de la Catedral, Botines y el Palacio Episcopal de Gaudí -y el trío a menor escala-, con más de 3,7 kilos de plata y formadas por 800 piezas, descansan en el estudio de Rivas como símbolo de sus dos pasiones: la joyería y León.
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