Trabajadores y residentes de Tercera Actividad han colaborado a la hora de transformar los jardines del centro en un auténtico recinto ferial con el que han querido hacer un guiño a juegos tradicionales como la rana, la petanca, los bolos o la lanzadera.
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El tiempo ... ha acompañado y han podido disfrutar de una mañana muy entretenida y de la compañía de los familiares que se han acercado a compartir la fiesta.
«Para ellos es fundamental el contacto con el entorno, con sus seres queridos y, sobre todo, sentirse partícipes del día a día», explica Libertad Páramo, trabajadora social de Tercera Actividad, quien añade que este tipo de fiestas no solo les distraen, sino que también les ayudan a «mantenerse en forma mental y físicamente, potenciando su autonomía».
Para preparar parte de los juegos han utilizado materiales reciclados y con globos y papel de colores han adornado las diferentes casetas de esta singular feria, en la que también ha habido que desempolvar y adecentar algún que otro juego antiguo, como la caja de la rana. Así, durante unas horas han podido regresar a las risas, la música y el colorido de un día de fiesta e incluso algunos se han atrevido a saborear un rico algodón de azúcar, porque, al fin y al cabo, un día es un día.
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