Y al tercer año, Genarín vuelve a reunir a sus fieles

Y al tercer año resucitó. Sin ninguna arruga más, lo cual no era muy difícil, volvió Genarín a desfilar en la noche del Jueves Santo por la calles de León después de tres años de obligado 'destierro' por el efecto de la pandemia.

De nuevo la capital leonesa vivió una noche de Jueves Santo como las de antes. La lista de fieles que no se quisieron perder el regreso del que ya es un icono de León superó con creces las expectativas. Más de 20.000 'devotos' se han dado cita a lo largo del peregrinar de Genarín por las calles de la capital, principalmente en el casco histórico.

Desde primera hora de la tarde, la ciudad de León ya se preparaba para revivir esta 'procesión'. La ganas por volver a recrear este momento se palpaban en el ambiente.

Una vuelta que conllevaba un cambio en el recorrido. Con el objetivo de respetar la Plaza del Grano el punto de partida fue Puerta Moneda.

La fiesta se notaba pero fue salir Genaro Blanco del camión y el fervor inundó el lugar. Junto a Genarín, tal y como manda la tradición le acompañaron la muerte, una barrica y 'La Mocha'. Todos ellos amparados por los cuatro evangelistas, Francisco Pérez Herrero, Eulogio 'El Taxista', Nicolás 'El Porreto' y Luis Rico.

El buen tiempo acompañó en la vuelta de Genarín. Y entre risas, jolgorio y cánticos en el que no faltó el «y siguiendo sus costumbres, que nunca fueron un lujo, bebamos en su memoria una copina de orujo, ¡Viva Genaro!», la procesión se adentró por el Húmedo para hacer sus rituales. La parada en la Calle de la Sal («calle de los 30 pasos, ni uno menos ni uno más»), para recitar unos versos o la plaza de Regla, frente a la Catedral, con la lectura de más versos.

Un recorrido que culminó al llegar al Archivo Histórico en el Arco de la Cárcel. Aquí no se pudo cumplir la tradición de terminar la procesión con el hermano trepador subiendo a lo alto de la muralla debido a las obras de las calle Los Cubos. Un acto que se realizó por parte de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín fuera de la procesión en secreto.

La vuelta de Genarín a las calles de León ha vuelto a dejar en evidencia el fervor que tiene este leonés capaz de congregar cada año a más fieles.

El desfile, organizado por la Cofradía de Nuestro Padre Genarín, tiene sus inicios en 1930 cuando un grupo de amigos se reunió para revivir las vivencias y lugares del atropellado pellejero.

Mientras que en 1930, primer aniversario de la muerte de Genarín, solo participaron en su procesión los cuatro 'evangelistas', Francisco Pérez Herrero, Eulogio el teaxista, Nicolás el «Porreto» y Luis Rico, y una decena de amigos y allegados, a lo largo de los años se fue sumando más y más gente a esta peculiar celebración que daba otro toque a la Semana Santa leonesa.

Dando ya sus últimos coletazos la decada de los 50, concretamente en 1957, casi 5.000 personas se congregaron para rendir su particular homenaje al pellejero en la noche de Jueves Santo, en una ciudad que de aquellas apenas alcanzaba las 60.000 personas.

Durante su desfile por las calles leonesas, a la altura de la Catedral, se cruzaron con la procesión religiosa, integrada por dos centenares de canónigos y papones, algo que no sentó bien al Obispado, que ya llevaba años pidiendo la prohibición de Genarín.

Por si fuera poco, al día siguiente, en el desaparecido diario 'Proa' apareció un artículo firmado por Carmelo Hernández Moro, más conocido como «Lamparilla », y que bajo el título de 'Entre curdas y gamberros', criticaba la procesión y a sus participantes.

La prohibición de Genarín se extendía desde ese 1957 hasta 1978, fecha en la que de nuevo se celebró con un éxito creciente solo interrumpido por la pandemia derivada de la covid-19.

Ahora Genaro regresa para alegría de su fieles que, como se advierte desde su cofrafía, podrán disfrutar «todo lo que no han podido hacer durante los últimos años».