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El mundo del taxi sigue siendo un terreno en el que las mujeres destacan por ser minoría. Una profesión difícil en ocasiones, pero apasionada para quien la vive desde dentro. Andrea Suárez conoce el oficio desde que era una niña. Es la única mujer taxista en el Ayuntamiento de San Andrés. La joven, de apenas 30 años y natural de la localidad, confiesa haber seguido los pasos de su padre porque «ya lo tenía en casa».
Una época en la que «estaba finalizando los estudios y él mismo se acercó a proponérmelo», mientras remarca la importancia de «aprovechar la oportunidad, sobre todo cuando conoces el terreno de cómo va y cómo funciona».
A pesar de ser un trabajo en el que los mandos los controla ella, no todo son ventajas. Las guardias de noche obligatorias son uno de los peores momentos para Andrea ya que «no son de mi agrado». A pesar de ello, confiesa no haber tenido ningún susto en los ocho años que lleva en el sector. «Creo que es una ciudad pequeña y por lo tanto tranquila». Prefiere trabajar en horario de tarde y de mañana. «Por la noche no es que haya gran trabajo, pero tenemos obligación de hacer varias al mes».
Una profesión en la que sociabilizar es uno de sus puntos fuertes, pero en la que la paciencia tiene que ir de la mano obligatoriamente.»No hay ningún día igual», indica Suárez. Define la profesión como una «adicción» ya que «empecé hace un par de años y voy a hacer ocho».
El lugar que su padre ocupó durante toda su vida, y que más tarde pasó a ser parte de ella. «Mi padre me lo propuso y ellos confiaban mucho en mí», asegura. Su «pasión» no nació desde niña, pero bromea «Al final aquí estoy».
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Anaís Hernández es una de las tres taxistas procedentes del Ayuntamiento de León. Con más de siete años de experiencia al volante por las calles de León ha podido experimentar el mundo del taxi desde dentro. La mayor de las dificultades las ha encontrado en «la cantidad de horas que hay que hacer», aunque asegura que disfruta de su tiempo con los clientes ya que «te cuentan historias y eso te distrae».
Hernández destaca la «buena relación» que mantiene con sus compañeros. «Da igual que seas mujer u hombre, ellos te tratan siempre por igual y te facilitan lo que necesites«, asegura.
A pesar de ser un sector que en la noche transmite inseguridad, ambas afirman estar tranquilas en sus turnos de guardia. « Aquí en León la cosa cambia. Es una ciudad tranquila y no es lo mismo trabajar aquí que en Madrid o Barcelona», indica la leonesa. A pesar de no notar ningún tipo de machismo en las opiniones, sí que tiene muchos comentarios de sorpresa: «Les sorprende porque en León no hay muchas», explica Hernández.
Una profesión segura en la ciudad, en la que ambas comparten un mismo sentimiento, su pasión por la conducción y la tranquilidad de vivirlo en las calles de León.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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