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El ramo leonés, un adorno tradicional cargado de simbolismo, se ha convertido en uno de los elementos imprescindibles de la Navidad en la provincia de León. Con una historia que hunde sus raíces en antiguas ofrendas al dios solar durante el solsticio de invierno, esta pieza se ha mantenido como una tradición querida y respetada, destacando por su decoración equilibrada y llena de significado.
Araceli Vidal, copropietaria de la mercería «Picha y Cose» en la calle Villafranca 7 de la capital leonesa, es una clara defensora de esta tradición. Desde que abrió su negocio en diciembre de 2011, Vidal ha apostado por la venta del ramo leonés, convirtiéndolo en «la joya de la corona» durante la temporada navideña.
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«Es un producto que nunca pasa de moda. La gente lo busca por el valor histórico y cultural que tiene para León. Cada vez más personas quieren tener uno en casa, aunque sea pequeño, para mantener viva esta costumbre,» afirma.
El ramo leonés, con su característico armazón triangular o semicircular de madera, incluye elementos esenciales que no faltan en ninguno de ellos.
Doce velas por cada mes que buscan la luz en el hogar. Un armazón de madera con cabeza triangular. Un elemento vegetal en la corona del ramo de hoja perenne. Un paño blanco como muestra del reflejo de pureza. Hiedra en el mástil, rosquillas o frutos que cuelgan de hilos, elementos circulares como ofrenda al dios solar y cintas o colonias lisos o con tramas que hacen un guiño a los trajes tradicionales de la provincia.
Los precios de los ramos oscilan entre los 10 y los 40 euros para los modelos básicos sin adornar, aunque muchos clientes optan por personalizarlos comprando cintas y puntillas para decorarlos en casa.
La popularidad del ramo no solo se limita a los habitantes de León. Según Vidal, son numerosos los turistas que adquieren este adorno para llevarlo a lugares como Madrid, Barcelona, o incluso solicitar envíos por correo. «Hay clientes que prefieren el ramo a un árbol de Navidad tradicional. Los pequeños se usan para decorar mesas en las cenas de Nochebuena, mientras que los grandes se colocan en entradas o salones,» explica.
Con la venta tanto de ramos ya decorados como de materiales para personalizarlos, esta tradición se adapta a los tiempos sin perder su esencia. «El ramo leonés no es solo un adorno, es un símbolo de nuestra historia y nuestra identidad,» concluye Vidal.
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