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La de Víctor es una historia de superación y de sueños cumplidos, aunque para esto último hace falta aún un poco de ayuda. El 24 de agosto de 2019 fue un día que se le quedará grabado en la memoria. Un accidente de moto, en el que la mala suerte influyó más de la cuenta, le dejó con una lesión medular y en silla de ruedas.
El iba por una carretera que «además conocía, pero una doble curva me hizo hacer un extraño en la primera curva, la tuve que enderezar y en la segunda ya no pude tumbar y me salí de la carretera», explica el joven. El problema no fue la velocidad, sino que «había un riachuelo donde la moto clavó delante y a mí me lanzó y yo paré contra un muro que fue lo que me provocó la lesión medular».
Ahora necesita una ayuda para adquirir una silla de ruedas adaptada y poder competir con la Selección Nacional de Balonmano, porque la superación es seguir creciendo.
Al principio su única obsesión era cerrar todo lo que en aquel momento tenía incompleto. «Tenía tantas cosas en la cabeza que tenía que solucionar que no era consciente realmente de la gravedad», recuerda casi tres años después.
«Una vez que pasa todo eso y ya quedas tranquilo es cuando empiezas a darte cuenta de la gravedad de tus lesiones y ahí es donde empiezas a ir abajo, ahí emocionalmente te caes yo en su momento no quería ver a nadie, no quería ni familiares ni amigos ni nada, pero yo tenía claro que lo que necesitaba era la rehabilitación lo antes posible», recuerda Víctor en la entrevista con leonoticias.
También tenía claro que «los primeros meses después de la operación iban a ser los más importantes», pero por otro lado, el nivel de exigencia consigo mismo le hizo llegar al Hospital de Parapléjicos de Toledo «del mismo humor, sin querer ver a nadie y enfadado con la vida, pero yo sabía que eso lo tenía que aprovechar desde el minuto cero».
Víctor no pierde la sonrisa, pero a la vez habla sincero y en sus ojos se refleja el dolor de aquellos días. Reconoce que siempre quiso ser mejor, superarse y dar más de si mismo en cada actividad y toda esa presión se trasladaba a su mente en uno de los peores momentos. Hasta que decidió frenar.
«Yo siempre digo que a veces a las personas que están mal siempre las obligamos a estar bien y yo creo que no es así. Creo que hay que dejar pasar ese luto, porque estar mal no es malo, llorar no es malo, sufrir no es malo. Lo malo es quedarse ahí y tú a veces necesitas simplemente dejar de luchar».
Víctor reconoce que en su caso «necesite dejar de luchar, descansar y llorar», y tras ese periodo empezó su recuperación, fue ahí cuando cogió fuerzas para poder luchar en uno de los momentos claves.
Las palabras de un primo también han quedado en su mente y gracias a ellas se quitó la presión y comenzó a luchar. Antes del accidente el joven siempre pretendía «ser ese 13 sobre 10, intentar ser más y estar siempre arriba». Pero el cambio llegó casi sin buscarlo, «un primo mío, me dijo 'tío, deja de intentar ser ese 13, ahora mismo has tenido un accidente en moto. Ahora tienes que dedicarte tiempo a ti recuperarte física y psicológicamente y una vez que tú te encuentres bien, vuelve a intentar ser ese 13».
Y esas palabras quitaron de su cabeza una losa que no le dejaba avanzar y con la que empezó a ser más egoísta, mirando por si mismo y su recuperación.
Tres años después el deporte vuelve a ser una meta y lo que no pudo conseguir con el Ademar de León lo hará ahora. La Selección Española de Balonmano en Silla de Ruedas ha puesto sus ojos en el leonés que ahora busca financiación para lograr una silla reglamentaria.
«He jugado prácticamente toda mi vida al balonmano en el Ademar de León, pero nunca llegué a debutar con con Asobal», recuerda el joven. No olvida los grandes nombres que en esos años le acompañaron: Manolo Cadenas, Dani Gordo, José Mario Carrillo o Montoro.
Y uno de ellos volvió a su vida estando en recuperación. «Desde el primer mes en Toledo ya me llegaron noticias de Óscar Perales que estaba llevando incluSport y que tenía equipo de balonmano y que fuese a jugar con él». Pero siendo realistas, en aquel momento Víctor sólo llevaba un mes de rehabilitación en Toledo «y lo que menos pensaba era meterme en un equipo». Una idea que cambió con el tiempo y que le ha dado la posibilidad «de llegar a una selección española de balonmano en silla de ruedas y eso es un sueño que que antes nunca alcance».
El problema está en la silla adaptada. «El coste de la que estamos mirando para para poder jugar a nivel de competición europea es de 7.000 euros y de ahí para arriba, entonces es una exageración».
Para lograr el dinero, Víctor ha abierto una cuenta en gofundme y algunos amigos están celebrando eventos. Este sábado 21 de mayo el bar Saylor de la capital leonesa está haciendo es un evento benéfico donde donde va a vender raciones de jamón para ayudarme a Víctor con su silla deportiva.
El deporte, y más concretamente el balonmano, fue su motor durante muchos años y lo vuelve a ser de nuevo ahora. Es una parte más de su rehabilitación personal y física. «Actualmente estoy yendo tres días a la semana a rehabilitación, más el deporte y bueno, al final tanto la rehabilitación como el deporte a mí ya no solo es algo físico, sino que para mí es calidad de vida», reconoce.
La historia de Víctor es de superación, pero sobre todo es de ayuda. Ahora se abre a todo el que necesite ayuda, consejo o simplemente que le escuche. A través de sus redes sociales apoya a personas que han pasado por lo mismo y a familiares que no saben cómo afrontar la situación, porque a veces sólo es necesario que alguien te diga: «Para, dedicate tiempo a ti, recuperate y luego volverás a ser ese 13 sobre 10».
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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