Sube la luz, sube el pan

Sube la electricidad y, quién sabe, si subirá el pan. El drástico aumento del precio de la luz pasa factura a muchos sectores empresariales, entre ello el de la panadería. El pasado jueves, 2 de septiembre, el precio de la electricidad vivió su enésimo récord con unprecio de 140 euros por megavatio a la hora.

Una secuencia de precios disparados que también ha aumentado drásticamente los costes de los panaderos leoneses. La panadería Flecha relata como en apenas dos meses, pagarán mas de un 60% en su factura.

«Mantenemos la forma de trabajar y nuestra metodología con la materia prima pero el tema de la luz no nos repercute en el producto final, es un aumento por algo que no aporta más calidad ni más productividad», lamenta Daniel Flecha, panadero del establecimiento leonés.

El sector asume con más normalidad el aumento del precio de algunos productos, como la harina, dependientente del estado de las cosechas o de índices de oferta y demanda. «Utilizamos una buena materia prima y hay que pagarla», añade Flecha, al que no le «preocupa excesivamente» una subida en los elementos necesarios para confeccionar sus productos.

El pan cuenta con una revisión interanual de su precio. El incremento considerable del precio de luz y la electricidad hace que, desde el sector, se planteé subir de la barra de pan, alimento cotidiano en miles de casas leonesas.

¿Qué necesita electricidad en una panadería? «Todo», responde Flecha, que añade que «toda nuestra maquinaria, el obrador, las cámaras de fermentación, las amasadorasy mucho más» funciona mediante electicidad con su consecuente aumento en la factura mensual.

Las panaderías asumen una nueva piedra en su camino tras pasar por unos meses complicados debido a la incidencia de la pandemia.

En el caso de la Panadería Flecha, que también cuenta con un servicio de restauración y cafetería, hasta 17 de sus empleados pasaron por un Erte en los meses de confinamiento domiciliario.

«Por sacar algo positivo, en todo ese tiempo que la gente hizo pan en casa, hizo sus pruebas y ayudó a conocer y valorar el trabajo que hay detrás», añade Daniel Flecha, panadero de tercera generación y apasionado de su oficio.

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