Secciones
Servicios
Destacamos
nacho barrio
León
Jueves, 21 de enero 2021, 19:47
La mañana se levanta perezosa en Puente Villarente. Sólo falta un día para el inicio oficial del verano y el tiempo ha cambiado radicalmente en tan solo una semana. Atrás queda el invierno. Junto al puente romano que despide la localidad los peregrinos pasan en su hora punta. Apurar más el reloj supone separarse un trecho del Apóstol. No compensa. Dos caminantes extranjeros se topan con dos agentes de riguroso verde. Botas reglamentarias, casco en cabeza y visera abierta. Se saludan. ¿Qué tal va el Camino? La charla, que se mueve entre el inglés y el castellano, acaba con una petición de 'selfie' con la pareja de la Guardia Civil que los agentes aceptan con una sonrisa. Poco se parece esta benemérita a la del tricornio, capa y bigote...
El cabo Carlos García y el agente Jesús Zumalacárregui están de cumpleaños. El Seprona sopla esta semana treinta velas de una tarta que sabe a monte, campo y naturaleza. Una labor constante la de este grupo de la Guardia Civil que vela por la protección del medio ambiente y persigue a aquellos que no cumplen con una ley que cambia a gran velocidad.
«Nuestro trabajo se centra en la naturaleza en su gran mayoría, aunque nosotros aquí también protegemos los bienes patrimoniales del Camino de Santiago», explica el cabo García que matiza que, además, «no descuidamos la sanidad animal, el control de explotaciones ganaderas, el transporte de ganado, la medicación y demás cuestiones relacionadas».
* El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil en Castilla y León ha detenido o investigado a 321 personas por la comisión de infracciones penales contra el Medio Ambiente en 2017.
* En el apartado de infracciones administrativas destacan las infracciones a la normativa sobre residuos y vertidos con 7.202 actuaciones, las relativas a animales de compañía 3.762, las actuaciones en materia de sanidad animal y epizootias 3.656, y las actuaciones sobre la normativa de caza 2.784.
* También, son de destacar en este apartado, las 1.752 infracciones sobre la normativa de montes, 1.352 sobre la normativa de aguas, 1.154 sobre la normativa de animales peligrosos , 1.070 en materia de pesca, 892 en materia de sanidad y medio ambiente y 784 sobre la normativa de alimentos.
* Los datos sobre infracciones penales señalan un total de 296 delitos vinculados al medio ambiente, con unos resultados de 321 personas puestas a disposición judicial
* Destacan 79 delitos de incendio forestal, 64 delitos de maltrato o abandono de animales domésticos, y 35 por defraudación de aguas y análogas.
* 24 delitos relativos a la protección de la flora y la fauna, 16 delitos de caza, 9 delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente y 7 comisiones por delito urbanístico.
Con el calor comenzando a apretar, el cabo recuerda que la tarea varía en función de la época del año. «Nuestra labor se diversifica según el momento, ahora estamos especialmente pendientes de los incendios forestales. El pasado año fue bastante negativo, se quemó mucha superficie en la provincia y este año hemos empezado con mal pie con el incendio en el Curueño», lamenta con el recuerdo aún reciente. Eso sí, esto no desmerece los cometidos normales relacionados con la caza, la pesca o la ayuda al peregrino, por nombrar alguno de los servicios de su amplio repertorio.
Y llega la pregunta. ¿Por qué entró en el Seprona? La respuesta de Carlos García es reveladora. «En mi caso particular me llevó hasta aquí la admiración por Félix Rodríguez de la Fuente. Era un gran admirador suyo y, cuando vi que en la Guardia Civil había un grupo que se dedicaba a la protección de la naturaleza, ingresé primero en el cuerpo y a los tres años pasé el proceso selectivo».
Jesús Zumalacárregui toma la palabra y lleva 'ligeramente' la contraria a García. «Ser del Seprona supone un trabajo laborioso, porque no es solo lo que te dijo el compañero, hay muchísimos cometidos, mucha legislación y muy complicada. Hay que estar al día porque si no no avanzas y te estancas».
En esta mañana de junio, los dos agentes toman muestras de las aguas del Porma, recorren los caminos y comprueban que encuentran estén en perfecto estado de revista.
«Nosotros, a diferencia de otras unidades del cuerpo que se encargan de temas más desagradables, nos encargamos de la protección de la naturaleza, que el ciudadano suele ver siempre con buenos ojos. Recibimos bastantes agradecimientos salvo del presunto infractor, claro, que se cabrea», apunta el cabo García.
Zumalacárregui lleva diez años destinado en el Seprona en León, siendo este su primer destino. «Vas a los colegios y los niños te miran con esos ojos de ilusión y te dicen 'yo de mayor quiero ser como vosotros'».
El proceso para formar parte tiene su miga. Una vez que se es guardia civil y se consolida la vacante, el agente opta a varias especialidades. Si opta por el Seprona tendrá que afrontar varias pruebas físicas, teóricas y de conducción. Con estudio, práctica y algo de suerte toca especializarse en Mérida y Valdemoro.
En lo que ambos coinciden de pleno es en una de las misiones clave del Seprona. «Hay que seguir incidiendo pero cada vez hay más conciencia, últimamente se denuncian menos infracciones que en los años anteriores, incluso muchas veces son los niños los que corrigen las conductas a los padres», comentan.
Sea como fuere, echan en falta más compañeros. «Desgraciadamente somos pocos los guardias que nos dedicamos a esto, y yo creo que hay mucho que hacer», afirma Zumalacárregui.
Si hacía buen día en Puente Villarente, lo del Embalse de Luna es de nota. El cielo es puramente azul y la temperatura la ideal para que el calor no agote. Allí espera el cabo primero Sergio Fernández, que en el embarcadero tiene prepara la 'zodiak' del Cuerpo. Con menos de seis metros de eslora y motor fueraborda, la velocidad del aparato permite tener controlado cada rincón de este enclave natural de interés comunitario en suelo leonés.
«Nuestro servicio va en varias vertientes, enfocada en la protección de espacios naturales», comenta en la 'zodiak' el cabo primero.
El día acompaña pero no siempre es así. El control del Seprona se extiende no solo en las aguas, que controlan en su totalidad, sino también a los altos y laderas del valle. «La motivación principal es que te guste la naturaleza, eso es lo fundamental para poder disfrutarlo», comenta.
El aparato cuenta con un radar de profundidad y temperatura que permite mejorar el trabajo de los agentes, que conocen cada rincón.
Treinta velas sopla el Seprona desde su creación, en junio de 1988. Treinta velas que tienen un sentido.
«Mi futuro lo veo aquí, que es donde quiero jubilarme», asegura Zumalacárregui. Todo apunta a que habrá que seguir sumando velas en una tarta que sabe a naturaleza.
Publicidad
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.