La impronta del Reino de León se deja sentir por todos aquellos territorios que, en el inicio de la Edad Media, fueron reconquistados por los reyes que tenían su trono en León y que contribuyeron de forma notable a la conformación de la ... Península Ibérica tal y como está hoy día configurada.
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Uno de esos territorios con especiales nexos con León es Portugal, un país que, sin esta parte de la historia, no se entendería como tal. Y en uno de sus lugares más visitados, la estación de tren de Sao Bento, en Oporto, el recuerdo de cómo nació Portugal, con el Reino de León como protagonista, está más que presente.
Un mural de más de 20.000 azulejos numerados obra de Jorge Colaço, el pintor luso más importante de este material, corona el vestíbulo de esta estación ferroviaria donde se reflejan dos momentos de gran importancia para el nacimiento del Reino de Portugal y su separación definitiva de León.
En el mural inferior se recoge el momento en el que Egas Moniz, noble portugués, se presta ante el rey Alfonso VII de León después de que el conde portugués, Alfonso Henriques, hubiera buscado la independencia en varias ocasiones.
Esto había ocasionado varias batallas y el cerco leonés de la ciudad portuguesa de Guimaraes, entre otros sucesos, por lo que este acto se presentó como una promesa de lealtad del rey portugués. Moniz se presentó con su mujer e hijos ante el primo de Henriques, el rey leonés, en un mural repleto de escudos del Reino de León.
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Pese a ello, la independencia seguiría siendo uno de los objetivos de Henrique que, años después, lo lograría.
Esa independencia comenzaría a fraguarse en 1141 con un capítulo curioso: el conde de Portugal y el rey de León decidieron poner fin a tantas disputas con un torneo medieval.
Este es el episodio que refleja el segundo de los murales, el superior: el torneo de Arcos de Valdevez. En él, los mejores caballeros de uno y otro bando se enfrentaron en esta localidad del noroeste del país portugués, con victoria para los hombres de Alfonso Henriques que, con este hecho, dieron un paso definitivo hacia la independencia. Fue en 1143, en el Tratado de Zamora, cuando Alfonso VII reconoció la independencia portuguesa, dando por concluido este capítulo.
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Este es el legado leonés en el corazón de Oporto y de Portugal, un territorio con el que estuvo unido durante varios siglos y que los lusos siguen recordando a través de un impresionante mural que es uno de los elementos más fotografiados de esta ciudad.
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