Seis meses de guerra en Ucrania: un tiempo «que no pasa» para los refugiados en León

Anastasiia y Yaroslav son jóvenes, rubios y con unos penetrantes ojos azules. Amigos desde pequeños, conservan la complicidad y los gestos compartidos desde que pasaron su infancia en Lugansk.

Seis meses después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, esos ojos azules sumergen su mirada en los recuerdos de tiempos mejores, en la preocupación por los que allí siguen y en la incertidumbre de un futuro que ven, cada vez más, alejado de su hogar.

Y es que el tiempo, en ese juego eterno, puede pasar tan rápido como las hojas del calendario o mantenerse estático en la mente. «Siento que todavía es febrero. Esperamos noticias a diario pero la cosa sigue igual, nada está mejor ni peor, el tiempo allí está muerto».

Anastasiia vive en un permanente estado de agotamiento desde que el conflicto estallara con toda la fuerza en febrero de 2022. Con parte de su familia todavía en territorio ocupado, lucha por sacar a amigos y conocidos del conflicto.

Uno de ellos es Yaroslav. A sus 29 años, comienza una nueva vida en León y lo hace, como no podía ser de otra forma, asustado pero determinado a aprender el idioma, comenzar a trabajar y construir una vida en libertad.

El periplo de Yaroslav para huir de la zona ocupada por Rusia y evitar luchar contra los ucranianos encontró final feliz en León, donde llegó hace dos meses y fue acogido por ACCEM.

«Con el programa tiene casa, comida y formación en el idioma, que es lo más importante para que pueda conseguir el permiso de trabajo y hacer su vida aquí», explica Anastasiia, al tiempo que traduce a su amigo.

Yaroslav, Anastasiia y el resto de la comunidad ucraniana en León celebrarán el 24 de agosto, día de la independencia, más atipico de su vida, en el que la celebración por su identidad y el recuerdo y la reivindicación por su tierra estarán en la mente y corazón de todos sus paisanos.

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