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Este año no habrá ni bodas, confirmaciones o graduaciones. Las restricciones sanitarias contra las aglomeraciones ha terminado con todas las celebraciones que estas fechas llenan el calendario de los leoneses. Por ejemplo, las primeras comuniones, el sacramento católico más celebrado durante el mes de mayo, se ha visto aplazadas hasta los meses de septiembre y octubre, dejando en el aire a todos los negocios implicados en esta celebración.
Pese a las primeras señales del plan de desescalada de la cuarentena, los impedimentos para reunirse con familia y amigos seguirán de forma indefinida, por lo que las autoridades eclesiásticas no pueden resolver la incógnita que mantiene paralizados estos eventos. Una pregunta que ronda la cabeza de las familias afectadas, pero también de los negocios que forman parte de la cadena de esta celebración, especialmente del sector de la moda. «Nosotros trabajamos con más de un año de antelación, adelantamos una previsión de 60.000 euros, la feria de las comuniones de 2021 hubiera sido el 8 de mayo del 2020», señala Adela, propietaria de la boutique Angeli.
El anuncio del Obispado de León en el que aplazaba la celebración de este sacramento hasta, al menos, septiembre, supone un duro revés, pero con solución. «Ya sean en septiembre o en mayo, habrá niños que crezcan, nosotros ya no crecemos, pero ellos si. Nuestros trajes son a medida, personalizados. Tenemos la tienda llena de sacos que estaban listos para repartirse en marzo», señala, y explica el remedio. «Como tenemos que pedir los trajes casi seis meses antes, siempre trabajamos con tela para sacar. No vamos a dejar a nadie tirado, sacaremos el bajo del pantalón, de la chaqueta y ajustaremos lo que haga falta».
Pese al gran reto al que se enfrenta su negocio, Adela no quiere dejar de ver el lado positivo. «Yo creo que es bueno, en septiembre hay mucho mejor tiempo que en mayo, estos días ha hecho malísimo, muchas veces hasta en las fiestas de San Juan hace frio. En septiembre te quitas la alergia y los niños tienen ya mejor color, aunque este año no vayan a la playa, pero les dará el sol en la calle y las fotos serán mejores», asegura, y reconoce que ese positivismo es lo mejor que puede hacer. «No podemos quedarnos con lo malo, siempre con lo bueno».
Pese a las dificultades económicas que ello acarrea, todos los negocios lo tienen claro. «Lo primero es la salud de los niños», tal y como indica Inma, dueña de Dolce Vita, quien también asegura que tenía el almacén hasta arriba de vestidos listos para ser entregados. «Nos afecta estar tantos meses sin ingresos. Eso genera nervios e incertidumbre», auqneu ha dejado claro que en cuanto sea posible, comenzarán a trabajar. «Volveremos a trabajar en cuanto sea posible trasladarse a las tiendas para hacer las pruebas. Ha sido bálsamo para todos a sido que nuestros fabricantes, que son todo nacionales, lo primero que hicieron fue llamarnos y ponerse a nuestra disposición para hacerle añadidos que fueran necesarios».
El mundo de la moda leonesa agradece la decisión de aplazar las ceremonias, «hay un gran sector detrás de esas celebraciones y también hay una gran inversión de las familias». Y es que, de media, un traje de comunión ronda los 700 euros, aunque puede llegar a los dos mil. Además, los fotógrafos, las flores, el banquete y los regalos dependen de esta decisión. «Es muy positivo que no se hayan suspendido, es una segunda oportunidad. Habrá que respetar las medidas sanitarias oportunas, nos limitarán un poco. Al final si todos ponemos de nuestra parte, y la tónica general es el entendimiento, saldrá adelante, pero lo importante es que los niños mantengan su ilusión».
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