Rosalía Iglesias, en una imagen de archivo. Efe

Rosalía Iglesias: la leonesa que puede desencadenar la ira de Bárcenas

El PP teme la reacción de Bárcenas ante el inminente encarcelamiento de su mujer | El extesorero siempre amagó con tirar de la manta si Rosalía Iglesias entraba en prisión | El Tribunal Supremo confirma 12 años de prisión para ella

Melchor Sáiz-Pardo

Madrid | León

Miércoles, 14 de octubre 2020, 14:22

El fallo del Supremo en el que confirma 12 años y 11 meses de cárcel para Rosalía Iglesias (nacida en la localidad leonesa de Astorga hace 60 años), pese a que la Audiencia Nacional la había condenado a 15 años y 1 mes, aboca ... a la mujer de Luis Bárcenas a entrar a la cárcel, un viaje que ya logró esquivar por los pelos en verano de 2018 cuando fue condenada en primera instancia. En medios judiciales nadie duda que la Audiencia Nacional ejecutará, a ahora sí, la condena contra Iglesias, activando la posibilidad de que Bárcenas cumpla una vieja amenaza que ya lanzó hace más de una década: si su esposa llegaba a pisar la cárcel él tiraría de la manta y el PP temblaría.

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Cuando en 2013 finalmente Bárcenas fue encarcelado y su mujer estaba en el punto de mira, en el Gobierno estaba Mariano Rajoy y el daño potencial que el extesorero podía infligir al partido era grande, incluso a la estabilidad institucional del país era grande, sobre todo porque Bárcenas conocía al detalle todas las tripas financieras de aquel PP que estaba en Moncloa.

Durante los nueve años de instrucción del 'caso Gürtel', la Audiencia Nacional nunca llegó a ordenar el ingreso en prisión preventiva de Iglesias, aunque la espada de Damocles pendió sobre la cabeza de un PP que seguía a los mandos del país. Además, según avanzaban los años, la relación del partido con su extesorero si bien no mejoró, al menos no volvió a vivir momentos tan tensos como la destrucción de los ordenadores de Bárcenas en la propia se de Génova o la lucha judicial sobre su despido.

Rosalía Iglesias.

La discreta maragata

Rosalía Iglesias nació hace 60 años en Astorga. Hija de un camionero que montó una empresa de transportes, Rosa es la menor de una familia de cinco hermanas, una fallecida en 2011. «Vivían en San Andrés, que es un barrio humilde pegado a la muralla; eran tantas, que Chus, una de ellas, se crió en acogida con otra persona de Astorga», relata una vieja conocida de los Iglesias. En las ciudades pequeñas, ayudar a las familias vecinas en la crianza de algún hijo era algo normal. Los maragatos la recuerdan como una chica «monísima» y valiente: «No estudió carrera, habida cuenta de los ingresos familiares. Pero, eso sí, desde pequeña ya trabajó».

Y con 20 años se fue a Madrid. Y aquí las versiones son diferentes. Si bien en su ciudad natal aseguran que su noviazgo con el hijo de un militar llamado Óscar la ayudó a entrar en Alianza Popular, otros apuntan que su trabajo en una peletería fue el pasaporte de acceso al partido. «Como dependienta conoció a gente de más nivel», dicen en Astorga. Entre esa gente podría estar Ángel Sanchís. El extesorero de AP y mentor de Luis Bárcenas colocó a la joven como secretaria de Jorge Vestrynge en 1983: «Estuvo seis meses conmigo a petición de Sanchís, luego se cambió al equipo de Bárcenas», narra el ex secretario general de AP hasta 1986. Vestrynge la describe como una chica «guapa, inteligente, trabajadora, fiel y que no creaba problemas».

Tras un semestre, Iglesias se enroló en el equipo de un joven Luis Bárcenas del que pronto se enamoraría. Él estaba casado -«un matrimonio tormentoso», recuerdan- y tenía un hijo. Pero en 1989 se desposaron en la embajada de Francia y poco después, tuvieron a Guillermo. Antes de que Vestrynge abandandonase AP, él y su mujer compartieron cenas con Iglesias y Bárcenas:«Luego dejamos de vernos», afirma.

Mientras su marido escalaba posiciones, Rosa combinaba su discreción con su elegancia, alimentada a base de abrigos de visón y bolsos de Loewe.

«Casó bien», resumen en Astorga. Una casa en Baqueira Beret, otra en Marbella –donde dicen pasó grandes tardes junto Jesús Sepúlveda, exalcalde de Pozuelo de Alarcón y también imputado en la trama Gürtel, así como con su exmujer, Ana Mato, actual ministra de Sanidad–, y el piso del barrio Salamanca. Atendiendo al dicho popular, sí casó bien.

En connivencia

En la primavera de 2018 Iglesias fue condenada a quince años y un mes de cárcel por utilizar, en connivencia con su cónyuge, procedimientos para ocultar sus propias rentas y las de su esposo, ingresando una parte de ellas en efectivo en cuentas de su titularidad abiertas tanto en España como en Suiza y simulando haber obtenido ese dinero de las ventas de cuadros. La Audiencia Nacional sorprendentemente no ordenó su ingreso en prisión a pesar de lo grueso de la pena, neutralizando así de nuevo la amenaza de Bárcenas.

Pero aquella sentencia que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy a cuenta de la moción de censura, a la postre también acabó por dejar casi en papel mojado la propia amenaza de Luis Bárcenas, porque con la salida de Rajoy se marcharon del partido y de la vida pública la práctica totalidad de personajes señalados en la contabilidad paralela del partido.

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El Partido Popular de Pablo Casado, insiste hasta la saciedad, nada tiene que ver con las décadas en las que Luis Bárcenas estuvo en la pomada, pero las carambolas judiciales han hecho que vuelva a tener que temer el desgaste del extesorero. Y no tanto por las novedades que pudiera aportar Bárcenas sobre hechos que ocurrieron hace casi 20 años, sino porque el exsenador, tanto si quiere como si no, va a tener en breve un altavoz privilegiado: la comisión de investigación abierta en el Congreso de los Diputados sobre la denominada 'operación Kitchen', el operativo parapolicial montado por el excomisario José Villarejo por orden del PP para espiar a Bárcenas y a su familia.

Bárcenas, con una perspectiva larguísima de prisión, y con su mujer en la cárcel, que era lo único que le interesaba evitar, admiten en el PP, es una «bomba de relojería» ante la comisión parlamentaria. Aunque el condenado no tenga datos que aportar sobre el PP actual, sus revelaciones sobre el partido, sin duda, serían usadas como ariete por el resto del partido para desgastar a la formación de Casado.

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