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Miriam Gavilanes dejó León el 27 de septiembre del 2023. Un viaje inesperado en el que voló a hacer una entrevista con un «pequeño truco» de por medio. Su ilusión era la misma de la niña que acabó sus estudios hace más de cuatro años.
El trabajo de rutina no es algo que apasionara a la joven ya que, acostumbrada a recorrer el mundo, León empezaba a quedarse pequeña en el sector del turismo.
Tras finalizar su grado en la Universidad de León viajó a Austria, donde vivió 10 meses, continuó en Italia otros 4 meses y, con el mismo tiempo, se sumaron otros destinos como Grecia e Inglaterra. Un recorrido que generó una madurez y una atracción por conocer el mundo que no podía frenar.
Con 25 años dejó su trabajo en el Hotel Silken ubicado en el centro de la ciudad para presentarse a una entrevista en la cadena Hilton, que pocos días más tarde le comunicó su inmediata incorporación.
Gavilanes no dudó, su sueño se había cumplido. Una ciudad como Roma era la oportunidad perfecta para crecer en el mundo laboral. «Valoraba irme a cualquier lugar del mundo si eso suponía crecer», asegura. El desarrollo turístico de la capital italiana fue uno de los factores clave para decantarse por este destino. Un salto en su carrera impulsado por sus padres que siempre apoyaron su decisión. A pesar de que, según confiesa, es una ciudad «muy distinta» a León y también a Madrid, ciudad donde también vivió meses antes de viajar a Roma, se trata de un lugar muy «desorganizado».
Con cinco idiomas, y una larga lista de otros con los que se entiende, considera un «acierto» el haber aprovechado la oportunidad de irse debido a que, para Gavilanes, el desarrollo profesional ha sido «enorme» además de que, según denuncia, la estigmatización con el lugar de procedencia en España para conseguir trabajo es un «gran problema».
«La mayor parte de las veces si quieres que te contraten tienes que poner que vives cerca del lugar de trabajo porque sino directamente descartan tu curriculum», asegura.
Aunque no todo es bonito en su nueva vida. Las relaciones de amistad es algo que se complica debido a que la gente es «abierta» pero muy «superficial». «Italia es una zona que no es tan internacional como otras partes del mundo por lo que cuesta hacer amistad con gente nativa de aquí», indica.
Los sueldos aumentan al igual que los precios. Un factor que complica el proceso de adquirir un alquiler así como llevar una vida de ocio todos los días. «El mercado del alquiler se ha contagiado como en el centro de Europa, muy poco a poco y muy caro», indica.
Con una cesta de la compra que puede superar los 40 euros semanales y viajes de regreso a casa que aumentan su precio con la demanda, la vida se vuelve un poco «más difícil» económicamente.
La vida en la ciudad además es «muy segura». Barrios diferenciados, como en todos los países y situaciones que se pueden dar en cualquier lugar del mundo. Una vida nueva en la ciudad del amor donde, además, también encontró el suyo.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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