La inteligencia artificial ha pasado de ser un elemento de las películas de ciencia ficción a una realidad. La revolución tecnológica que ha provocado esta herramienta no pasa inadvertida. Pedir a Siri que organice la agenda, que Alexa encienda las luces al ritmo de ... la música o que la aspiradora decida cuando debe activarse son algunas de las realidades que asumimos como normales, pero que hace pocos años eran impensables. Sin embargo, existe un área donde aún puede aportar mucho, su revolución particular podría nacer en la provincia de León.
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Carlos Alonso nació hace 26 años en Oviedo, aunque se declara de Santiago de las Villas, un pequeño pueblo de Carrocera en la Montaña Central Leonesa. Es uno de los tres fundadores de Recog Analytics, una empresa orientada a la aplicación de la Inteligencia Artificial en el mundo de la salud. «Creemos que la IA puede hacer mucho por la medicina aún. Podemos crear un impacto positivo y ayudar a mucha gente», señala para Leonoticias. «Estamos hablando con médicos para buscar temas donde podemos aportar valor y agilizar procesos en los diagnósticos».
Con tres carreras que estudió de forma casi simultanea, pues tras estudiar dos años del doble grado de Matemáticas y Física comenzó sus estudios en Medicina, este investigador coincidió con Alberto y Daniel, dos compañeros de su equipo de balonmano de toda la vida con estudios en Telecomunicación, en el máster de Inteligencia Artificial que compaginó con sus últimos dos años de Medicina.
Juntos ha puesto en marcha esta empresa, compaginando en el caso de Carlos con su estudio del MIR y en el de sus compañeros con sus empleos en la banca, y de momento cuenta con cuatro grandes proyectos, aunque aseguran que están «abiertos a todas las opciones, pues aún hay muchas cosas por hacer en ese sentido». El más visible de estos es 'Remole!', un algoritmo de cribado para dermatólogos.
«La idea es acelerar el cribado de melanomas, pues compara con una base de datos compuesta por más de 110 mil imágenes de manchas clasificadas por su diagnostico, y así distinguir entre las manchas que no son malignas de las que lo son», explica Carlos, que asegura que ha sido testado en la Universidad de Oviedo con 200 imágenes de alta dificultad con resultados muy positivos: «La idea es es que los médicos de Atención Primaria puedan cribar los lunares con mayor seguridad antes de tener que acudir al dermatólogo».
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«Hoy en día se derivan más pacientes de los que se deberían. Es normal, ante la duda, el médico de familia es conservador y redirige al especialista. Con este algoritmo se podrán evitar eso, reduciendo las listas de espera, con un proceso de cribado más ágil, más eficaz, lo que permitirá también a los especialista a realizar otras labores más interesantes, por ejemplo, dedicar más tiempo a la investigación», señala este investigador de 26 años.
De la mano de este algoritmo, los tres emprendedores han puesto en marcha una aplicación móvil, con el mismo nombre, con el objetivo de que los ciudadanos de a pie puedan hacer seguimiento de sus lunares: «No se trata de sustituir al médico ni mucho menos. La idea es que sea una herramienta para el seguimiento entre consultas. Utiliza la misma base de datos y permite revisar una mancha con solo hacer una foto», enuncia Carlos. «Estamos trabajando para que la aplicación muestre un mapa de calor para indicar al usuario en qué se está fijando, para evitar que examine tatuajes u otros puntos. Así mismo, queremos tener la opción de poder hacer seguimiento de la misma mancha».
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Además de este proyecto, estos tres jóvenes emprendedores se han lanzado a otras tres áreas del mundo de la salud donde consideran que pueden hacer la diferencia: «En oftalmología tenemos un algoritmo para el cribado de la retinopatía diabética, también orientado a los centros de atención primaria», indica Carlos, quien asegura que ya han sido contactados por diversos hospitales latinoamericanos para su uso: «Centros de Argentina , de México, de otros países de la zona ya han preguntado para utilizarlo».
Otro de sus proyectos buscan ayudar a los médicos de diversas especialidades, por ejemplo en la elección de los antibióticos, con un sistema que estudia la resistencia a los mismos en los casos de neumonías bacterianas, así como otro que estima las posibilidades de un desenlace fatal en los pacientes con diabetes, calculándolo gracias a variables como la analítica, el peso y la edad. Una de las muchas herramientas que este leonés, de la mano de la inteligencia artificial, espera poder aportar al mundo de la salud.
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