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El Barrio Ferroviario de León se ha movido en los últimos años entre el impulso de la modernidad y el anhelo de conservar la esencia de sus raíces. La llegada del AVE a la capital fue un paso más en la historia del tren en la capital, aunque no el último. La integración ferroviaria es la guinda de un pastel que ha escrito una historia de progreso que el barrio se ha negado a olvidar.
Y ahora, esa marca en la piel permanece a pocos metros de la alta velocidad. La avenida de Palencia cuenta ahora en una de sus aceras (la derecha según se avanza hacia La Sal) con los carriles que dejan patente la historia íntimamente ligada con el tren de esta zona de la ciudad, exactamente por donde pasaban las vías entonces como investigó el edil Eduardo Tocino.
Así, los raíles instalados por el Ayuntamiento de León (a iniciativa de la Asociación Ferroviaria Reino de León) recuerdan cómo por allí circulaba la locomotora y los vagones del primer ramal ferroviario que tuvo la ciudad, destinado principalmente a abastecer y ser vía de exportación de empresas tan relevantes como Industrias Vigonz, Aceites Elosúa, Productos Químicos Abelló, Silvino Inyesto o Jabonera Leonesa, entre muchas otras.
Las vías invitan a un viaje en el tiempo. El tren llegó a la ciudad del Bernesga a finales del caluroso agosto de 1863, pero no fue hasta noviembre cuando se inauguró la que hoy es la antigua estación, a pocos metros del carril instalado en la acera como homenaje.
De hecho, no son pocos los que fabulan sobre el origen de las dos estrellas rojas que coronan las columnas donde acaba esta instalación. Ni hacen referencia a la rusa soviética ni son vestigios de idea política alguna. Este símbolo era la marca de la Compañía del Ferrocarril del Norte. Gracias al trabajo de los empleados municipales pudo recuperarse el bajorrelieve que había desaparecido, junto a otros elementos en la columna oeste, por una intervención en los años 80, en el mandato de Antonio Silván.
El origen de controvertida estrella se data a finales del siglo XIX, cuya base se centra en el origen judío de los máximos accionistas de la Compañía del Norte (la familia Pereire) y el propio nombre de la empresa que hace referencia a la estrella polar o del norte.
El ferrocarril ha vertebrado la vida del Barrio Ferroviario hasta el punto de cortarlo en dos, en una herida que se abría a conveniencia hasta entrado este siglo. Ahora, eliminado ya el paso a nivel y con el AVE funcionando en la nueva estación, la zona mira con nostalgia a un pasado próspero mientras se agarra al clavo ardiendo que es la alta velocidad, que en los días sin pandemia traía y llevaba a turistas con ganas de descubrir León.
Una placa colocada en el lugar reza una frase para la reflexión. 'La conexión entre el ferrocarril y las fábricas permitió el desarrollo de León en la era moderna'. Qué lejos queda aquel León que abrazó al tren para crecer a su abrigo.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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