Despoblación; España vaciada; crisis demográfica; pueblos en peligro de extinción... Estos se han convertido en algunos de los términos más habituales que acompañan a cada actualización del padrón en la provincia de León. Y la realidad es tan dramática como la pintan todos ellos.
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Cada vez hay menos leoneses, al menos viviendo en su tierra, y la pérdida de población avanza como una oleada de la covid-19, aunque sin opción a corto plazo de lograr que la vertical se doblegue.
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Los números hablan por si solos: desde la creación del estado de las autonomías y la incorporación de la provincia a Castilla y León, en 1983, León ha perdido uno de cada siete vecinos con los que contaba, es decir, ha pasado de 526.000 habitantes a 451.000, según el último padrón municipal. Y solo en la última década se han dejado por el camino a 48.000 personas.
Si una zona de la provincia se ha visto afectada de forma más dolorosa por la despoblación esa ha sido la comarca de El Bierzo. El fin de la minería, acompañado de la falta de infraestructuras ha sido una auténtica losa que muchos pueblos no han logrado levantar.
León cuenta, según el último censo, con once núcleos urbanos que se han quedado desiertos de forma literal. Estas once poblaciones -diez de ellas bercianas- no cuentan con ningún habitante empadronado. Se trata de las localidades de Peñacaira, en Barjas; Urdiales de Colinas y Los Montes de la Ermina, en Igüeña; Castrillo del Monte y Folgoso del Monte, en Molinaseca; Santa Lucía, en Ponferrada; Santibáñez de Montes y Cerezal de Tremor, en Torre del Bierzo; Paradela, en Trabadelo; La Treita, en Vega de Valcarce; e Hinojo, en Villazala, ya en el Páramo leonés. Todos ellos han consumado su condena a la extinción ante la sangría poblacional que vive la provincia.
A un paso de esta situación, y en un evidente peligro de pasar a engrosar la lista anterior, se encuentran hasta siete localidades donde sólo habita una persona. El caso de Parajís y Ruidelamas, en Balboa, con una única mujer censada en cada caso; se suman a Barrosas, Quintela y Cruces, en el Ayuntamiento de Barjas; al de Leiroso, en Oencia; y al de Peón, en Toral de los Vados, todos ellos con un varón como único ciudadano registrado.
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Y es que hasta 88 núcleos de población de León ya cuentan con diez o menos habitantes y se sitúan en un serio peligro de extinción si no se fortalecen políticas reales para devolver la vida a estos lugares.
Repartidos por toda la provincia se encuentran otros tres pueblos donde solo residen dos personas: Remallán, en Boñar; Ariego de Abajo, en Riello; y La Veguellina, en Valverde Enrique. Con tres ciudadanos empadronados hay 15 núcleos de población: Espinosa (Alamanza), Fuente de Oliva y Ruideferros (Balboa), Palacios de Compludo (Ponferrada), Campo la Lomba y Manzaneda de Omaña (Riello), Villalmán (Sahagún), Rodillazo (Cármenes), La Bustarga (Vega de Espinareda), Samprón (Vega de Valcarce), Valbuena de la Encomienda (Villagatón), Santa Leocadia (Toreno) y Farballes (Valdevimbre).
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La lista se amplía con villas de Soto y Amío, Valdelugueros, Valderrueda, Valdesamario, Vega de Valcarce, Villafranca del Bierzo, Villagatón, Balboa, Barjas, Los Barrios de Luna, Benavides, Brazuelo, Candín, Cármenes, Carrocera, Cistierna, Corullón, Cubillos del Sil, Gradefes, Iguüeña, Laguna Dalga, Laguna de Negrillos, Lucillo, Matedeón de los Oteros, Murias de Paredes, Oseja de Sajambre, La Pola de Gordón o Sabero, que cuentan con casi un centenar de ellas con diez o menos habitantes.
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