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Israel Jiménez Fernández, Antonio José Navarro y María Carmen Hernán-Gómez. Sandra Santos

Día Mundial de las Personas Sin Hogar

«No quería decirle a mi familia que estaba viviendo en la calle»

La pobreza, los problemas sociales, las pérdidas familiares o la drogadicción son algunos de los principales factores que generan un cambio de vida «traumático» y «radical»

Viernes, 25 de octubre 2024, 08:17

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La dureza de vivir en las calles o no tener un plato de comida es una situación que decenas de leoneses viven a diario. Uno de los problemas más acuciantes de la sociedad con los que, no solo en la provincia, sino en el país y todo el mundo viven.

Problemas familiares, pérdidas del puesto laboral, drogadicción, problemas psicológicos… Son muchos los factores que generan un desenlace del que todos buscan escapar.

Una adicción que derivó en una enfermedad mental

Israel Jiménez Fernández

Una adicción que derivó en una enfermedad mental

Israel Jiménez Fernández vivió un antes y un después cuando era adolescente. Hasta los 16 años su vida había sido totalmente normal. Iba al instituto y quedaba con sus amigos. Una rutina habitual y que no tenía riesgos hasta que un día se planteó «probar» algunas sustancias. Las drogas llegaron a su vida para quedarse. La marihuana y el cannabis estaba normalizado en el círculo al que pertenecía por lo que «probar» no supondría un gran cambio en su vida, según lo que le aseguraban sus «amigos». Fumar por presión social y por ser aceptado en el grupo se unió a problemas sociales y familiares, tanto en la calle como en su casa. Una situación que terminó «explotando«.

A los 17 años fue ingresado en el hospital por un cuadro psicótico derivado de tóxicos. Sin saber lo que le pasaba comenzó a tener miedo a verbalizar las «voces» que escuchaba pensando que nadie le iba a entender. «Me costaba mucho asumir que tenía una enfermedad mental», confiesa el joven que recuerda con tristeza los inicios de este proceso.

Imagen de Israel Jiménez Fernández durante el reportaje. S.S

Tras su ingreso hospitalario comenzó a entender la importancia de tratar la enfermedad. Las voces fueron desapareciendo poco a poco con ayuda de los profesionales de psiquiatría que le fueron haciendo «entrar en razón». La vida que conocía hasta el momento se transformó por completo. Encerrado en una realidad «paralela» recuerda el delirio con el que se transportó en un mundo desconocido.

«Pensaba que todo el mundo iba a por mi»

Alucinaciones en las que su mente se enajenaba y lo pasaba «realmente mal» al no poder contar lo que le estaba sucediendo. Israel comenzó a tener miedo a salir a la calle, pensaba que todo el mundo iba a por él. Las alucinaciones comenzaron a condicionar su vida y su comportamiento hasta tal punto que no podía gestionar los problemas que le abordaban.

«Pensaba que incluso la televisión me perseguía», recuerda asustado. Las alucinaciones visuales eran cada vez más grandes y los síntomas generaron su ingreso inmediato por un principio de esquizofrenia.

La salida a la calle

La calle fue uno de los lugares que formó parte de su historia. Un pasado marcado por las drogas y la desolación que terminó llegando a su fin el día que recibió ayuda.

El trato con profesionales y el contacto con gente en la misma situación le llevó a «querer salir de ahí». Un proceso de lucha «nada fácil», pero con el que poco a poco fue venciendo sus miedos y fue poniéndole nombre a la enfermedad que había condicionado durante años su vida. Actualmente Israel es parte de la Asociación Aldis Salud Mental ubicada en Cuadros. Un lugar donde él se siente «diferente» y ha podido recuperar la esencia de ese adolescente que dejó atrás con 17 años.

De Jaén a las calles de Ponferrada

Antonio José Navarro

De Jaén a las calles de Ponferrada

Antonio José Navarro es natural de Andújar, localidad perteneciente a Jaén. Trabajaba en su tierra en un taller de maquinaria agrícola. Un trabajo que tenía dominado y que compartía a medias con su hermano. Una vida normal donde existía la higiene, la buena organización de la comida y la responsabilidad. Pero los malos hábitos llegaron también a su vida.

A los 16 años comenzó en el mundo de las drogas. Un mundo que creía poder dejar «sin problema» hasta que la adicción comenzó a condicionar su vida. El consumo le llevó a gastar todos sus beneficios y ahorros, algo que recuerda con mucho dolor al ver el impacto que tuvo sobre su familia. «Llegué a robar a mi hermano», confiesa emocionado pensando en su vida. Las drogas le llevaron a perder su trabajo, su familia y buscar nuevos destinos. En 2010 llegó a Ponferrada donde encontró trabajo relacionado con su labor. Vivía en un piso alquilado que, sin contrato ni póliza, acabó perdiendo.

«No podía decirle a mi hermana que estaba viviendo en la calle»

El consumo le hizo perder su trabajo y con ello su casa. «No podía decirle a mi hermana que estaba viviendo en la calle», recuerda avergonzado.

Con el paso de los días la cocaína fue adquiriendo un papel protagonista. Un sentimiento de soledad e inseguridad que genera recaídas con facilidad. Los problemas psiquiátricos también se sumaron a la complicada situación y su vida acabó en las calles de Ponferrada.

Antonio José Navarro durante el reportaje. S.S

Durante tres meses conoció el frío, la soledad y las drogas. Un camino del que su familia no sabía nada y a la que no llamaba por «vergüenza». Su hermana se enteró sin saber cómo, y fue a buscarlo. Una nueva oportunidad que le cambió la vida debido a que le encontró un lugar lleno de profesionales y gente que se encontrase en la misma situación y con la que pudiese verse con ganas a salir.

La salida a la calle

Antonio dejó la calle. Hizo caso de las recomendaciones de su familia y, con la ayuda de los profesionales, dijo adiós a las drogas.

Con miedo de recaer confiesa no querer salir del centro de recuperación en el que se encuentra: «Aquí me entienden». Con actividades, formación, charlas y tratamiento ha conseguido encontrar «su lugar» y volver a tener ganas de vivir y dejar atrás la vida a la que hace seis años decidió enterrar.

La soledad permanente

María Carmen Hernán-Gómez

La soledad permanente

María Carmen Hernán-Gómez vivió durante 10 años en la Cabrera Alta.Su principal función laboral fue el cuidado de personas mayores y niños así como la limpieza general de viviendas. Vivió en una habitación compartida que alquiló durante un tiempo hasta que acabó perdiendo el trabajo. Su marido falleció y la diabetes llegó a su vida. Un cúmulo de situaciones que le llevaron a acabar durmiendo en las calles.

La salida a la calle

Su situación derivó en una enfermedad mental que un día le hizo llegar al ingreso hospitalario. Allí conoció a Belén, su ángel de la guardia. Belén le habló de la Asociación Aldis Salud Mental, una oportunidad que le cambió la vida y que «ha cambiado mi forma de ser en absolutamente todo».

Datos de Atención Integral a Personas Sin Hogar de Cruz Roja

Durante el periodo comprendido entre enero de 2024 hasta octubre del mismo año el proyecto Atención Integral a Personas Sin Hogar de Cruz Roja ha dado asistencia a 215 personas con perfiles muy heterogéneos. Un punto de vista que la organización, desde su nacimiento en 2012 en la ciudad de León, ha tenido en cuenta para fijar el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas sin hogar.

Cruz Roja no es el único organismo que lucha por ayudar a las personas sinhogar pero si desempeña labores cruciales para la sociedad como fomentar la autonomía e independencia de la persona a traves de líneas de intervención como la atención psicosocial diurna, la orientación social, jurídica, educativa…

Un trabajo necesario para fomentar la salida de las vidas que nunca deberían terminar en las calles.

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