Imagen de Isabel Álvarez durante una entrevista en leonoticias.

¿Nos cambiará la crisis del coronavirus? ¿Qué ocurrirá después?

Desde Masvital psicología, Isabel Álvarez transmite cómo gestionar los sentimientos actuales con el estado de alarma tras una primera fase de incredulidad y shock

Miércoles, 1 de abril 2020, 09:29

Después del shock de los primeros momentos, la incredulidad de lo que estaba ocurriendo y de empezar a plantearnos cómo sobrellevar el confinamiento, nos hemos ido adaptando. Los primeros días había mucha ansiedad ante la incertidumbre de lo que estaba por venir a corto plazo, pero ahora comenzamos a tomar verdadera conciencia de la realidad que nos ha tocado vivir.

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Hemos tirado mucho del sentido del humor para poder evadirnos de la sensación de incredulidad, evadirnos de la dureza de lo que nos rodea, sin embargo, seguro que todos hemos tenido ya algún momento en el que desdramatizar no nos sirve. Sentimos la necesidad de conectar con la realidad que tenemos a nuestro alrededor. Nuestra mayor preocupación ya no son esos 15 días confinados; nos hemos puesto a prueba y la mayoría lo hemos aprobado con nota.

Ahora el miedo empieza a ser más palpable, porque ya sabemos de personas más o menos cercanas que están pasando la enfermedad y de gente, que por desgracia ha fallecido. Antes sentíamos un anhelo por salir a la calle y ahora sentimos que en casa es donde estamos a salvo y empezamos a valorar la suerte de no estar contagiados.

En Masvital Psicología ofrecen terapia online en la modalidad que más se adapte a las necesidades del paciente: via email, llamada telefónica, videollamada… La primera consulta informativa es gratuita.

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Para otros la realidad es mucho más cruda. Están pasando la enfermedad o preocupados por el estado de salud de sus seres queridos infectados, tienen personas cercanas vulnerables, o han perdido a algún familiar o amigo.

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El duelo

El duelo en las circunstancias actuales lo hacen especialmente duro: no poder estar con el ser querido, no poder despedirse en un funeral, no sentir la cercanía y el abrazo de quien necesitamos, tener que estar aislado por haber tenido contacto con el fallecido, ¿cómo no ser conscientes de estas tristes realidades? Más que nunca, las personas en duelo necesitarán el acompañamiento e intervención que les puede ofrecer un profesional especializado.

Todos, de alguna forma, estamos viviendo un duelo: hemos perdido parte de nuestra libertad, el contacto cercano con personas queridas, planes a corto y medio plazo que se han frustrado, pérdidas económicas en la mayoría de los casos; en fin, un presente que ha cambiado de un día para otro y un futuro incierto, un futuro que seguramente no vamos a vivir cómo habíamos imaginado.

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También debemos tener en cuenta que para cada persona la forma de vivir esta crisis es distinta, porque tienen unas peculiaridades personales y situacionales también distintas. Para algunos el confinamiento está siendo especialmente duro, porque su hogar tiene carencias de espacio, porque lo tienen que compartir con personas con las que la convivencia es difícil, porque tienen niños pequeños muy demandantes, adolescentes con cambios bruscos de humor o conductas desafiantes, porque tienen o conviven con personas con enfermedades mentales, porque sufren violencia en el hogar o abusos, porque parten de una situación económica precaria…

La vida nos ha puesto a prueba y ahora nos planteamos qué va a cambiar después de esta experiencia. Sin duda, el mundo y las personas no volverán a ser iguales. ¿Habrá un baby boom? ¿Más divorcios? ¿Cambiaremos nuestra forma de trabajar? ¿Disfrutaremos más de las cosas?¿Se agravarán o desarrollaremos trastornos de ansiedad?

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De forma global hemos sentido la vulnerabilidad; creíamos estar en la seguridad y la protección que nos ofrece nuestra zona de confort, el orden que conocemos, nuestra cotidianidad, tener casi todo al alcance de la mano y de repente nos enfrentamos a un mundo tremendamente inseguro y un futuro muy incierto. Lo superaremos, pero no sabemos cuándo y a costa de qué.

Nuestras emociones se debaten entre desconectar del malestar que supone pensar en lo que está ocurriendo, (manteniéndonos activos, desdramatizando a través del sentido del humor) y conectar con el miedo, la preocupación, el enfado, la frustración y la tristeza.

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Sin duda, va a haber una transformación en nosotros y en la sociedad; esa transformación ya está sucediendo. El ser humano en las situaciones de vulnerabilidad tira de sus habilidades y herramientas para sobrevivir. Unos, siguen orientando sus acciones exclusivamente para su bienestar inmediato sin pensar en los demás, y los más desalmados tratan de aprovecharse, sacando beneficio económico o notoriedad a costa de lo que sea. Pero, la mayoría se crece ante la adversidad. Hay una cohesión social provocada por la empatía, por la conciencia de tener un enemigo común que es el virus, algo que nos conecta y que saca lo mejor de cada uno.

La resiliencia

Nos hemos hecho más solidarios, adaptativos y creativos. Valoramos cosas que antes nos pasaban desapercibidas. Valoramos el trabajo de los profesionales que se exponen, en la mayoría de los casos con escasa protección, para que nos demás sigamos adelante. Nos estamos entrenado en ver la parte positiva de unos cambios no elegidos, difíciles de aceptar.

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La resiliencia es la capacidad del ser humano para sobreponerse y salir fortalecido ante situaciones adversas. La vida nos da una lección: que lo que creíamos estable y seguro puede dar un vuelco de un momento a otro; es entonces cuando tomamos conciencia de la vulnerabilidad de todo lo que nos rodea y del propio ser humano. Sin embargo, es eso lo que hace que nos transformemos, lo que nos hace crecer como personas. Superaremos esta crisis siendo más fuertes de lo que éramos.

Nuestra segunda vida empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una. No todo el mundo será capaz de lograr esta transformación, pero sin duda, para muchos habrá un antes y un después.

Superarlo con resiliencia

1.Déjate sentir y toma conciencia plena de tus emociones, de tus pensamientos y de tus sensaciones físicas

2.Acepta que es normal tener sensaciones desagradables antes de intentar cambiarlas. Necesitas ir teniendo tus momentos de conexión con el malestar y alternarlo con la desconexión a través de actividades distractoras o el sentido del humor

3.Llorar y ventilar las emociones que nos causan malestar es bueno; esto es distinto a la queja constante. Permítete hacerlo durante un tiempo

4.Por suerte, aunque confinados, no estamos aislados del todo gracias a las telecomunicaciones. Comunícate, expresa lo que sientes y piensas. Contacta con las personas que te pueden sostener cuando te encuentres mal

5.Pon en práctica técnicas de relajación, de mindfulness o conciencia plena

6.Planifica día a día actividades gratificantes

7.Dedica solo un momento al día a estar informado y elige fuentes fiables

8.Si te sientes desbordado o crees que es momento de cambiar algo contacta con psicólogos con habilitación sanitaria y colegiados que ofrecen terapia on-line

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